Kirsten Dunlop inició el acto señalando que “necesitamos diseñar para una transición y una transformación de los modelos de negocio, así como, para un mundo cuyos territorios no son iguales en términos políticos, sociales, económicos y medioambientales. Por lo que, en un contexto de incertidumbre y volatilidad hay muchas cosas que rediseñar de una manera rápida y profesional”. Además, en este camino, recalcó que “debemos contar con un pensamiento integrador, ya que todo tiene implicaciones, ya sea en la manera en la que innovamos, construimos equipos o estructuramos la toma de decisiones y los presupuestos”.
Esther Soriano coincidió con Dunlop y señaló que “es fundamentar aplicar cambios en los modelos de construcción, puesto que esto traerá consigo un importante resultado en términos de sostenibilidad en el propio edificio”. Precisamente, para empezar con esta transformación, Soriano recalcó que el sector inmobiliario debe enfrentar los principales retos a través de cuatro palancas concretas: la normativa, la colaboración, la financiación y el balance entre el valor y el coste.
En este sentido, Marta Vall-llossera hizo referencia a la importancia de la normativa europea, señalando que los arquitectos, al liderar un nuevo proyecto, deben pensar en todas las fases del mismo y explicó que “la nueva directiva europea pone de relieve el impacto que tiene la edificación, no solo durante una parte de su ciclo de vida, sino también en el antes, el durante y el después de su construcción”.
Por su parte, Eduardo Brunet afirmó que la legislación actual impide un correcto desarrollo de las construcciones sostenibles: “Con las normas que tenemos actualmente, no vamos a conseguir los objetivos 2030, ni 2050, por lo que es fundamental la colaboración público-privada”. Además, advirtió un cambio urgente para poder revertir esta situación: “El principal reto es desaprender, olvidarnos de cómo veníamos actuando hasta ahora y aprender de una manera distinta, porque financiar una regeneración urbana implica necesariamente inventar nuevas estructuras de financiación, generar nuevas vías de creación de valor en ingresos y establecer nuevos modelos de negocio que tenga la vista puesta en 20 años”.
La financiación para el clima se identificó así como uno de los desafíos fundamentales para conseguir la transformación del sector. En este aspecto, Bruno Sauer presentó la taxonomía como motor de financiación de la transformación, ya que, según Sauer, cambiará el paradigma tradicional del diseño en arquitectura. “La taxonomía es un buen ejemplo de repensar el sistema a corto plazo y tener un impacto considerable. Es un cambio en profundidad, por lo que es fundamental ser conscientes de que debe invertirse de manera diferente”, recalcó.
Por último, Kirsten Dunlop concluyó la jornada insistiendo en la necesidad de establecer nexos y puentes comunes con las diversas organizaciones europeas: “En términos de acción climática, las empresas, instituciones y los poderes públicos están trabajando de manera paralela y esto nos lleva a la realidad donde nos encontramos actualmente. El desafío de todos es establecer cómo podemos trabajar juntos para interconectar nuestros caminos y conseguir tender puentes hacia la transformación sostenible”.