El análisis, elaborado a partir de los últimos datos facilitados por el IMSERSO y el INE en 2022, refleja que el número total de parados con discapacidad fue de 146.400 personas, lo que supone un descenso de 3.700 personas respecto a 2021. Esta cifra es todavía más significativa si se compara con los registros desde 2014, que reflejan que, desde entonces, más de 45.000 personas han salido de la situación de paro.
En España, hay una población de 3,4 millones de personas con una discapacidad reconocida que suponen un 7,1% de la población total. La población entre 16 y 64 años alcanza los 1,94 millones, el dato más alto desde 2014. Así, representan el 6,3% del total de la población en edad de trabajar, un porcentaje que se mantiene estable respecto a 2021, pero que supone un crecimiento de más de 200.000 personas en los últimos ocho años.
En 2022, en el mercado laboral había 685.000 personas activas, es decir, hay un crecimiento del 2,6% con respecto al año anterior y una tasa de actividad del 35,3%, la más alta desde 2014. Por el contrario, 1,2 millones de personas en edad laboral se mantienen inactivas por incapacidad permanente o jubilación.
Por comunidades autónomas, las tasas de actividad más altas se dieron en La Rioja (44,5%), País Vasco (43,2%) y Comunidad de Madrid (43,1%); mientras que las menores se registraron en Canarias (26,6%), Andalucía (29,7%) y Galicia (29,9%).
El empleo de las personas con discapacidad creció un 4% en el año 2022, lo que significa que casi 540.000 personas con discapacidad tienen un empleo. Así, la tasa de empleo se elevó hasta el 27,8%, casi un punto superior al año anterior. En este sentido, el perfil de estas personas es el del asalariado con contrato indefinido, jornada completa y, en siete de cada diez casos, una antigüedad de más de 3 años.
Para la directora de la Fundación Randstad, María Viver, las principales conclusiones del informe “son positivas, ya que los indicadores relacionados con las tasas de actividad, paro o empleo nos dicen que vamos en la buena dirección, que se están haciendo las cosas bien y que la inclusión laboral de las personas con discapacidad es cada día más real”. Sin embargo, ha puntualizado Viver, “todavía queda camino por recorrer hasta que no existan diferencias en el comportamiento del mercado laboral general y el específico de las personas con discapacidad”.
Para ello, ha comentado, “es clave la implicación de las empresas, que deben hacer suyos los principios de la inclusión, la diversidad y la equidad”. Precisamente para ayudarlas en este cometido, Fundación Randstad cuenta con el programa Equidad, Diversidad e Inclusión (EDI) para fomentar la integración de las personas con discapacidad en el mundo laboral. Este programa, a su vez, pone a disposición de las empresas una herramienta de autodiagnóstico para que conozcan cómo integran la inclusión en sus decisiones estratégicas y estructurales.
En términos generales, la población con discapacidad se concentra en los rangos de edad más altos. Así, el 40% tiene entre 35 y 64 años, mientras que un 48% son mayores de 65 años y tan solo el 5% son menores de 17 años.
Por tipo de discapacidad, la más representativa es la osteoarticular (29%), seguida de la intelectual (18%) y la crónica (16%). No obstante, el mayor crecimiento se da en el grupo de otras discapacidades (7,3%) y en la discapacidad mixta (4,1%).
Por sexos, no hay diferencias relevantes entre el número total de hombres y mujeres con discapacidad, aunque el de mujeres tiende a ser inferior hasta los 65 años, una tendencia que se invierte entonces con, además, mayores grados de discapacidad entre ellas.
El peso de la población con discapacidad de Asturias, Cantabria, Murcia y de las ciudades de Ceuta y Melilla supera el 10% de su población total.