MAPFRE se unió a esta alianza, creada en 2019 por la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP FI), con la finalidad de realizar la transición de sus carteras de inversión a emisiones netas de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y ser una compañía Net Zero (NZ) en 2050. La NZAOA está formada actualmente por un total de 87 inversores institucionales, de los que 69 han establecido ya objetivos de reducción de emisiones.
Entre dichos objetivos destaca que MAPFRE reducirá un 43% la intensidad de las emisiones (TonCO2e/ millón de euros invertido) de gases de efecto invernadero (alcance 1 y 2) de la cartera de inversiones del Grupo (renta fija corporativa y renta variable) para 2030, empleando como línea base el año 2022.
Incrementará, además, la inversión en soluciones que favorezcan la transición hacia una economía baja en carbono, como por ejemplo el fondo MAPFRE Energías Renovables II, FCR, un proyecto innovador en Europa, recientemente lanzado, que invertirá en biometano y que, además de mitigar el impacto ambiental contribuye a mejorar las condiciones sociales y medioambientales de las comunidades donde invierte.
La tercera meta que se ha marcado consiste en establecer diálogo activo con al menos 20 grandes emisores de CO2e dentro de la renta variable cotizada y los bonos corporativos de la cartera de inversión de MAPFRE, así como participar activamente en grupos de trabajo de consulta sobre la transición financiera de la Alianza.
Con la adhesión a esta nueva alianza, MAPFRE refuerza su compromiso con la descarbonización, avanzar en la lucha contra el cambio climático y por seguir elevando la exigencia de sostenibilidad de una manera firme y progresiva, con compromisos concretos que contribuyan a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de la cartera de inversión de la multinacional.
Su Plan de Sostenibilidad 2022-2024 aspira a avanzar en objetivos estratégicos como calificar con criterios ESG el 90% de su cartera de inversión a nivel global para 2024, así como neutralizar la huella de carbono de la compañía para 2030 y no invertir ni asegurar compañías de carbón, gas y petróleo que no cuenten con un plan de transición energética.