En 2024, la gestión de los aspectos sociales y medioambientales va a seguir siendo una prioridad para las compañías, pero la manera de gestionarlo va a ir más allá. Con compromisos más a corto plazo, metodologías de medición y contabilidad más estandarizadas que van a permitir monetizar el impacto, con una mayor transparencia en los claims medioambientales para evitar el greenwashing y con una viralización de la descarbonización, que va a alcanzar a empresas de toda la cadena de valor, para realmente poder reducir la huella de alcance 3 de las compañías.
“El sector va a verse inmerso en un proceso de evolución, maduración y sofisticación a lo largo del año que viene, en gran parte empujado por la regulación, que va a traer consigo intensos cambios para las empresas”, ha señalado Ángel Pérez Agenjo, socio director de la consultora.
1. El principio del fin del Greenwashing
La aprobación en el Parlamento Europeo de la ‘Green Claims Directive’, que está prevista durante el primer trimestre de 2024, va a ser un hito clave en el marco de la lucha contra la práctica del Greenwashing. Una normativa que se verá también reforzada por el Reglamento sobre Ecodiseño de Productos Sostenibles, que pretende ser aprobado por la Comisión durante ese mismo período de 2024, incorporando requisitos de diseño ecológico a los productos europeos con el fin de mejorar su sostenibilidad ambiental. Dentro de esta normativa, se contempla también el establecimiento de un nuevo "Pasaporte de Producto Digital", destinado a ayudar a los consumidores y las empresas a tomar decisiones informadas al comprar productos.
2. La sostenibilidad como un nuevo skill crítico
El compromiso creciente de las empresas con la sostenibilidad ha desencadenado una revolución en el mercado laboral. Estamos presenciando un auge significativo en la demanda de profesionales especializados en áreas de sostenibilidad. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se van a crear 24 millones de nuevos "empleos verdes" para el año 2030.
En 2024, veremos cómo se consolidan puestos como el de Controller ESG en los departamentos financieros, algo que prácticamente hoy no existe. La empleabilidad del sector sigue va a seguir al alza. La tasa media de contratación con al menos una habilidad “verde” es un 29% más alta que el promedio del mercado laboral.
Las nuevas contrataciones de jóvenes no cubrirán la demanda de las casi 4.000 corporaciones que se han comprometido a alcanzar cero emisiones netas para 2030. De hecho, en 2024 se espera que más del 70% de los puestos vacantes en sostenibilidad sean cubiertos mediante fichajes externos y al no poder ser ocupados con promociones internas, por falta de capacitación.
Como consecuencia de este repunte en la demanda de puestos en este sector, se va a producir una mayor demanda de formación académica especializada en sostenibilidad.
3. No más objetivos para 2050: de la grandilocuencia a la concreción
La presión de los inversores, los ratings y la regulación va hacer que los objetivos más allá de 2030 pierdan valor este año. En los próximos meses, las empresas tendrán que rendir cuentas de los objetivos sociales y medioambientales marcados ante los accionistas, los inversores, los empleados y el propio mercado. Por lo tanto, los ratings y rankings ESG ya no van a valorar objetivos a medio y largo plazo grandilocuentes y el equilibrio entre los objetivos de sostenibilidad y la necesidad de generar valor para los accionistas empezará a marcar las estrategias de sostenibilidad de las empresas.
4. La gran empresa como catalizadora de la sostenibilidad
Las grandes compañías van a liderar el cambio. La Directiva de Diligencia Debida en Sostenibilidad Corporativa (CSDD) va a obligar a las empresas a identificar, prevenir, mitigar, eliminar y reparar los efectos adversos sobre los derechos humanos y el medio ambiente que genere su propia actividad, la de sus filiales y la de su cadena de valor. Esta directiva pone el foco en las emisiones de alcance 3. El efecto arrastre que va a generar la reducción de la huella en toda la cadena de suministro va a ser clave en 2024, ya que supone de media un 75% del total de emisiones.
5. El despegue de la inversión de impacto en España
En 2024 se prevé un despegue de la inversión de impacto en España. El volumen de activos gestionados por la oferta de capital de impacto en España en 2022 ha aumentado un 21% respecto a 2021 y se espera que siga incrementándose en 2024 fomentada por la creación de soluciones financieras que permitan a las empresas acceder a financiación más barata a cambio de generar más impacto.
A pesar de que todavía no se han hecho públicas las cifras de estos activos, que buscan obtener retorno financiero a la vez que un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad, diferentes fondos de capital privado y fundaciones esperan crecimientos superiores al 50% en sus activos gestionados. En la misma línea, el Gobierno de España ha creado el Fondo de Impacto Social (FIS), con unos recursos de 400 millones de euros y gestionado por parte del Cofides, para invertir en empresas y proyectos que refuercen el emprendimiento y la economía social en España. De esta forma, el dinero público puede actuar como catalizador para atraer inversiones privadas.
Una inversión de impacto que el próximo año estará marcada por la financiación de proyectos transformadores asociados con la transición energética y proyectos de impacto social (poblaciones vulnerables, riesgos identificados).
6. La integración de la sostenibilidad y el impacto en la estrategia de negocio
La integración de la sostenibilidad y el impacto en el negocio de las empresas será clave en 2024 para aquellas empresas que quieran liderar el cambio. Hasta ahora los análisis de materialidad han sido proyectos sin mucho uso. Con la CSRD y la obligatoriedad de hacer análisis de doble materialidad los riesgos y oportunidades emergen a la vista de los directores financieros, los responsables de riesgos, así como a la hora de llevar a cabo ejercicios estratégicos y de planes de negocio. Más de 50.000 empresas europeas estarán obligadas a incluir este análisis en sus estrategias de negocio en los próximos meses.
En España, el borrador de la CSRD aún está sujeto a cambios, lo que será uno de los aspectos esenciales de una regulación que tendrá lugar durante este año y que va a colocar la información sobre sostenibilidad al mismo nivel que la información financiera en la toma de decisiones de los distintos grupos de interés.
7. Medir para monetizar el impacto, para empresas que quieren ir más allá
El número de empresas que van a publicar cuentas de resultados netas de sostenibilidad e impacto se van a multiplicar en los próximos meses.
En el ámbito corporativo en España, veremos cómo algunas empresas, para diferenciarse y buscar la generación de un impacto positivo neto, empezarán a incorporar la medición y la gestión del impacto en sus estrategias y en sus informes de reporte.
Un proceso incipiente todavía ya que solo un 14% de las empresas del IBEX 35 y un 2% del mercado continuo han incorporado modelos de medición de impacto, según el informe de Transcendent “Evolución de la gestión de los aspectos ESG hacia el impacto en las empresas cotizadas”.
La consolidación de metodologías estandarizadas que permitan a las empresas medir, valorar y monetizar el impacto de las empresas en el medioambiente y la sociedad va a favorecer la medición del impacto y la monetización de las acciones llevadas a cabo por las compañías.