ING adapta su cartera y políticas de financiación colaborando con clientes, expertos del sector, científicos, reguladores y gobiernos, con el fin de impulsar el desarrollo sostenible. Así, acelerará la eliminación progresiva de la financiación de las actividades de exploración y producción de petróleo y gas, apoyándose en su enfoque Terra para orientar su cartera de petróleo y gas en consonancia con el escenario de emisiones netas cero para economías avanzadas de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Como resultado, los préstamos a las actividades de exploración y producción de petróleo y gas se reducirán en un 35% para 2030, lo que se traduce en una reducción del 50% de las emisiones absolutas financiadas vinculadas a su cartera de exploración y producción (alcance 1, 2 y 3). Para 2040, las emisiones financiadas vinculadas a esta cartera se habrán reducido a cero.
ING también triplicará la financiación de la generación de energía renovable hasta alcanzar los 7.500 millones de euros anuales en 2025, frente a los 2.500 millones de 2022. Esta medida se enmarca en el acuerdo alcanzado por los gobiernos durante la COP28 y la orientación proporcionada por la AIE de que la generación de energía renovable debe triplicar su capacidad para 2030 para cumplir los objetivos de cero emisiones netas. En este sentido, ING presenta un ambicioso objetivo que se adelanta cinco años a las orientaciones de la COP28 y amplía su anterior meta de aumentar la financiación de las energías renovables en un 50% para 2025, partiendo de la base de 1.500 millones de euros en 2021.
ING, en el desarrollo de su estrategia energética, tiene en cuenta tres intereses clave: la necesidad de descarbonizar para luchar contra el cambio climático, la necesidad de que la energía siga siendo asequible para las personas y las empresas, y la necesidad de que el suministro de energía siga siendo seguro. Entre las principales medidas adoptadas anteriormente cabe citar el cese de la financiación de la generación de electricidad a partir del carbón y de la minería térmica del carbón, así como el fin de la financiación dedicada a la exploración y producción de nuevos yacimientos de petróleo y gas.