La situación en la que se encuentran los océanos y los seres vivos que residen en ellos ha puesto de manifiesto de nuevo la necesidad de concienciar sobre la importancia del entorno marítimo y su cuidado. De hecho, se calcula que, si no se toman las medidas necesarias, para 2050 habrá más plásticos que peces en los océanos, según datos del Foro Económico Mundial.
Después de una década de negociaciones, la ONU acordó hace menos de tres meses, tras reconocer que los océanos se enfrentan actualmente a una emergencia climática y una crisis de biodiversidad sin precedentes, un Tratado Global de los Océanos con el que proteger el 30% de las aguas internacionales para 2030.
Aún así, la biodiversidad marina sigue en peligro por distintas amenazas como la contaminación marina, la presencia de plásticos en los océanos y microplásticos en la cadena trófica, la destrucción de los hábitats marinos, la contaminación acústica por las maniobras navales y las prospecciones de combustibles fósiles, el cambio climático, la acidificación de los océanos, la sobreexplotación pesquera y ahora, una nueva amenaza: la minería submarina.
Según Verónica García, Doctora en Ciencias del Mar y personal de editorial de Nubika, “es esencial tomar medidas urgentes para proteger y conservar los océanos de la sobrepesca o la contaminación, ya que los océanos son vitales para el equilibrio del ecosistema global”. El mar desempeña un papel clave: según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU, los océanos producen más del 50% del oxígeno del planeta y absorben aproximadamente el 25% del dióxido de carbono. Además, son el hogar de hasta un millón de especies diferentes, según el PNUMA.
Sin embargo, no solamente tiene una función clave en relación a cuestiones medioambientales, sino que también es importante destacar su vinculación con el bienestar humano. Con respecto a esto, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, se estima que el número de personas que dependen de los océanos por su principal fuente de proteínas alcanza los 3 mil millones y que son más de 200 millones de personas las que viven y dependen de la pesca.
Activistas de Greenpeace han proyectado en el parque del Retiro de Madrid imágenes de diferentes criaturas del fondo marino mediante la técnica del pixel stick, para denunciar el peligro que la minería submarina provocaría en estas especies. El Palacio de Cristal representa la fragilidad de nuestros océanos ante esta nueva amenaza.
En julio de 2023, la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, en inglés) volverá a celebrar sus reuniones del 10 al 28 de julio, en las que se debatirá sobre un “código minero” y la “regla de los dos años” que permitiría el inicio de la minería submarina a finales de año.
Greenpeace hace un llamamiento a los Gobiernos para que ejerzan sus competencias y garanticen el cumplimiento de las obligaciones de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de proteger y prevenir daños al medio marino en caso de que se presente un plan de trabajo después del 9 de julio, rechazando cualquier solicitud de licencia para iniciar la minería submarina.
El pasado mes de marzo, los Gobiernos se reunieron en la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos en Jamaica y no llegaron a un acuerdo para proteger los océanos frente a esta nueva industria extractiva, es más, dejaron una puerta abierta para que la empresa The Metals Company comience a operar a finales de este año debido a una normativa aprobada hace de más de 30 años, que no contempla la protección de los océanos y tiene un vacío legal que podría permitir el comienzo de esta actividad a partir del 9 de julio.
Se necesita más investigación para comprender los ecosistemas y la biodiversidad de los fondos marinos, pero se sabe que la minería submarina es incompatible con un futuro sostenible. Con la actual falta de conocimientos científicos y de comprensión de las consecuencias de la minería en los fondos marinos, la aprobación de un proyecto de minería comercial socavaría los objetivos del recientemente acordado Tratado Global de los Océanos e incumpliría las disposiciones de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho al Mar relativas a la protección y preservación del medio marino, así como el principio de precaución.
"No podemos celebrar plenamente el Tratado Global de los Océanos porque ahora mismo hay muy poco que se interponga entre las maravillas naturales de las profundidades oceánicas y las máquinas mineras. Considerar siquiera la posibilidad de aprobar la minería submarina -como se presiona a los Gobiernos para que hagan a partir de este mes de julio- sería criminal. Las empresas a la vanguardia de la transición ecológica ya están pidiendo que se detenga, al igual que los gobiernos desde el Pacífico hasta América Latina y Europa. Ha llegado el momento de que los gobiernos pidan una moratoria de la minería de aguas profundas y envíen una señal clara, tras el histórico Tratado Global de los Océanos, de que la era de la destrucción de los océanos ha terminado", ha declarado Marta Martín-Borregón, responsable de Océanos de Greenpeace.