La encuesta refleja que el 91% de los directivos españoles considera que la ética y la integridad son dos asuntos relevantes dentro de sus organizaciones y 7 de cada 10 la considera entre sus objetivos estratégicos. En este sentido, más de la mitad empresas cuenta con una función y equipo a cargo de ella, aunque en la mayoría de los casos compartida con otras funciones.
Ignacio Lezaun, socio de Risk Advisory de Deloitte afirma que “es importante garantizar la ética y la integridad para crear una economía fuerte y resiliente”. “En los últimos años, tal y como constata este informe, se ha incrementado el nivel de concienciación de las empresas españolas, que son cada vez más conscientes de los riesgos críticos y de la relevancia de que sus distintos colaboradores y proveedores los comprendan y les ayuden a remar en la misma dirección”, asegura y añade: “Somos plenamente conscientes del papel que jugamos desde Deloitte y de la capacidad que tenemos de ayudar en este sentido, ayudando a las compañías a innovar y evolucionar de manera que dispongan de las mejores prácticas y las mejores herramientas para hacer frente a estos retos”.
La mayoría de las empresas son conscientes de los riesgos críticos y tiene establecidas políticas de ética e integridad, que además publican mediante diversos canales, siendo los más comunes los emails informativos, los newsletters o los vídeos informativos. Como método de reporting, la encuesta destaca que la totalidad de los encuestados disponen de un canal de denuncias y, en la mayor parte, existen procesos que garantizan la confidencialidad del denunciante y respetan la presunción de inocencia del denunciado. No obstante, el documento recomienda mejorar los compromisos y las garantías durante el procedimiento.
En relación a los empleados, el 78% de las organizaciones declara que estos están concienciados sobre los riesgos más importantes derivados de la ética y la integridad. Asimismo, parte de las empresas encuestadas evalúa la percepción interna de la ética y la integridad y audita la efectividad de estos programas, además de realizar formaciones online para elevar el conocimiento interno de los riesgos y reforzar buenas prácticas.
“En la actualidad, existe una creciente necesidad de extender los compromisos éticos más allá de la propia organización y asegurar que la actividad desarrollada con terceros cumple con los compromisos propios”, apunta Arturo Simón, socio de Risk Advisory de Deloitte. “Por ello, es importante medir el comportamiento ético de la organización, permitiendo medir el grado de evolución y entendimiento de los propios compromisos, tanto por parte de la organización como por terceros y desarrollar mecanismos de respuesta ante posibles incumplimientos”, puntualiza.
Las organizaciones encuestadas afirman que es importante continuar reforzando la concienciación, la comunicación y la formación a todos los niveles, seguido por el cumplimiento de terceros y la gestión de riesgos, mientras que aseguran que los retos para los próximos años son: la aportación de valor en ESG, las nuevas tecnologías y la regulación. En el primer caso, 8 de cada 10 empresas ya han puesto en marcha estrategias de este tipo y la mayoría (72%) cuenta con un código de ética.