Para planificar la transformación de las ciudades es esencial abordar cuestiones como la reducción de las emisiones de carbono, la mejora de la accesibilidad y de las infraestructuras o la optimización del uso de recursos con el objetivo de generar un impacto positivo.
Ante esta situación, Sanitas, desde su perspectiva de especialista en salud, expone una serie de factores relevantes a tener en cuenta para garantizar urbes más saludables y sostenibles:
Bienestar físico y emocional: el medioambiente influye de manera decisiva en la salud de las personas, según avala la evidencia científica. “Las personas que se exponen a la contaminación, viven en ciudades con temperaturas extremas y conviven con ruidos de manera constante están poniendo en riesgo su salud. Algunos de los efectos negativos que pueden desencadenar son: estrés, insomnio, inquietud, déficit de atención y concentración, irritabilidad u otros problemas psicológicos, apareciendo especialmente cuando son situaciones no controlables por la persona”, explica Delia García, psicóloga de BluaU de Sanitas. Por ello, es necesario controlar los factores ambientales en las ciudades para minimizar el impacto negativo que tiene sobre la salud de los ciudadanos.
Soluciones basadas en la naturaleza: incorporar en las ciudades zonas verdes, jardines urbanos o huertos permiten obtener beneficios para la salud de las personas tanto físicos como psicológicos, al tiempo que contribuyen a capturar CO2 y a mitigar el efecto isla de calor. Un buen ejemplo son los techos verdes con los que cuenta Sanitas en su edificio central y en el Hospital La Moraleja, o bien la red de huertos terapéuticos distribuidos en sus residencias de Mayores.
Eficiencia energética: los edificios deben priorizar la energía renovable y ser más eficientes para reducir su huella de carbono y evitar así contribuir al cambio climático. En este sentido, el 100% de las instalaciones de Sanitas utilizan energía eléctrica de origen renovable. Además, la compañía genera hasta 1GWh de electricidad gracias a la instalación de placas fotovoltaicas en sus residencias y ha reducido más de un 70% sus emisiones directas de CO2 desde 2009.
Movilidad sostenible: invertir en transporte público, carriles bici, espacios peatonales e implementar el carsharing convierte a las ciudades en lugares más saludables al reducir las emisiones de carbono.
Delia García afirma que “desplazarse andando o en bicicleta ha permitido que muchas personas realicen ejercicio diariamente, lo que ha provocado una mejora de su salud física y mental, aumentando su bienestar emocional, reduciendo el estrés y la ansiedad, facilitando las relaciones sociales, mejorando las funciones cognitivas e incrementando la autoestima, ya que, además, ayuda a prevenir o reducir los problemas de sobrepeso”.
Muchos de estos efectos han sido constatados por los propios participantes del programa Healthy Cities de Sanitas, que todos los años plantea a los ciudadanos el reto de caminar 6.000 pasos al día. El estudio que realizó sobre este programa la Universidad Politécnica de Madrid, publicado en “International Journal of Environmental Research and Public Health”, demostró que los participantes mantuvieron mayor nivel de actividad física que la media de la población española (64% vs. 51.2%), y un mayor gasto de energía de Metabolic Equivalent of Task (MET) (4199.03 METs vs. 3735.32 METs), debido al aumento de la actividad física moderada que propone la iniciativa.
Educación y concienciación de la sociedad: la utilización de programas educativos y acciones de concienciación de la sociedad en general enfocados a la relación entre la salud de las personas y el medioambiente, un concepto conocido como One Health, son claves para responder a desafíos como el cambio climático y su impacto sobre nuestro bienestar físico y mental.