La encuesta realizada a más de 500 responsables de ONG españolas, y a más de 1100 personas externas al sector, señala que el 49% de las organizaciones sociales deberían ofrecer nuevas soluciones disruptivas a problemas sociales, mientras que sólo un 8% lo define como el rol actual de su organización. Si bien, la valoración de las ONG por parte de la sociedad sigue siendo mayoritariamente positiva: un 88% de las personas de fuera del sector piensan que la labor que realizan es muy importante. Para Ignasi Carreras, director del Programa Esade-PwC de Liderazgo Social, “la disrupción de la pandemia de la COVID-19 ha vuelto a poner a muchas organizaciones en situaciones límite, que las fuerzan a volver a interrogarse sobre su sentido, su misión y el valor añadido que aportan. Por ello, es clave aprovechar el contexto de crisis como una oportunidad para dar un paso atrás, revisar, reforzar o replantear el propósito de cada entidad”.
Según Santiago Barrenechea, presidente de la Fundación PwC, "nuestro compromiso por el fortalecimiento del Tercer Sector contribuye a que las ONG hagan frente a los grandes retos evidenciados en el informe siendo partícipes de la recuperación y reconstrucción de nuestras sociedades a través de un modelo de intervención innovador y sostenible".
El informe muestra que el factor de cambio que más preocupa actualmente a las personas que trabajan en el sector social para su propia entidad es el relativo a las consecuencias de la pandemia de la COVID-19 seleccionado por un 79% de los participantes en la encuesta (mientras que un 70% lo valoran también como clave para el conjunto del sector). La concentración de la riqueza y el incremento de las desigualdades, es otro desafío importante para un 66% de los encuestados. Aparecen también como aspectos relevantes la revolución tecnológica (64%), así como el incremento de los movimientos migratorios (42%).
El 53% considera las consecuencias de la crisis climática más relevante para el sector en general que para su organización en particular (seleccionado únicamente por un 28% de los encuestados). Se detecta, por tanto, una dificultad de las organizaciones para comprender la transversalidad de este factor y su impacto en cualquier tipo de organización, no únicamente las que trabajan en el ámbito medioambiental.
Según el informe de Esade y la Fundación PwC, conseguir la sostenibilidad económica y la financiación necesaria para cumplir con sus objetivos es el reto que las entidades consideran como más relevante, seguido por medir y comunicar mejor el impacto social; la adaptación tecnológica y mejorar la calidad de los servicios ofrecidos, haciendo frente al incremento de la demanda.
La mayoría de las personas encuestadas cree que los ingresos de su entidad permanecerán estables (un 47%), mientras que un 32% piensa que disminuirán. Destaca un 20% que se muestra optimista y cree que los ingresos de su organización crecerán. Cabe señalar que un 62% de las personas encuestadas considera que las ONG tienen que adoptar modelos financieros más sostenibles, incorporando estrategias comerciales e impulsando iniciativas de generación de ingresos ligadas con la misión de la entidad. Un 50% también piensa que predomina la competencia entre las entidades sociales por los recursos públicos y privados, en lugar de trabajar en red. En este sentido, un 79% señala que las ONG deben impulsar nuevos modelos de relación con las administraciones públicas y convertirse en interlocutores válidos para el diseño de políticas públicas, y un 57% que deben colaborar más con empresas.
Para hacer frente a los diferentes retos, un 68% de las organizaciones sociales han adaptado su planificación estratégica, un 64% han revisado la misión y visión de la entidad, un 62% han innovado para mejorar la calidad de los servicios, un 59% han invertido en la adaptación tecnológica de la entidad y un 57% han integrado principios feministas de forma explícita en la entidad.