El documento “Midiendo el valor del impacto social empresarial” se presenta como una guía práctica que analiza las claves de la creación de valor a través de la medición del impacto que las empresas ejercen en el entorno social en el que operan. Además, profundiza en cinco de las herramientas de medición y valoración de impacto más destacadas en el contexto empresarial a nivel internacional con el objetivo ayudar y guiar a empresas y entidades sociales en este recorrido. Así, analiza los pasos a seguir en la implementación del Social and Human Capital Protocol, el London Benchmarking Group (LBG) Framework, los Impact Reporting & Investment Standards (IRIS), el Social Return on Investment (SROI) y la Socio-Economic Assessment Toolbox (SEAT).
El informe señala el interés en la integración de las métricas de impacto social desde tres grupos de interés principales: los inversores, las administraciones públicas y las comunidades (entorno social). Un ejemplo de este interés creciente se demuestra en la inversión de impacto -aquélla que tiene en cuenta las variables extrafinancieras en los criterios de decisión-, que presenta una oportunidad económica a nivel mundial de 228 millones de dólares. Un contexto global en el que la medición y valoración del impacto social se ve además apoyada por un marco regulatorio que aboga por mayor transparencia y reporte de los aspectos ASG y una mejor integración con los indicadores económicos.
Las conclusiones de este estudio se han presentado en un evento público, celebrado hoy, en el que se ha profundizado en la aplicación empresarial de estas herramientas, dando a conocer, a través de una mesa de debate, cómo se integran y utilizan en la estrategia de medición y evaluación del impacto social de proyectos y actividad de grandes empresas.
A pesar del nivel de desarrollo que experimentan las métricas de impacto social y el interés creciente por este tema en el entorno empresarial, el informe señala que nos encontramos en una fase de madurez incipiente de la medición del impacto social por parte de las empresas.
La guía pone de manifiesto retos claves como la ausencia de consenso a nivel global de un estándar de medición de impacto social de referencia en el mercado y sostiene que, a pesar del desarrollo de estos modelos en los últimos 20 años, siguen existiendo muchas metodologías empresariales que contienen enfoques, alcances y procesos particulares. Estas distintas métricas obligan a las empresas que se deciden a aplicarlas a desarrollar una importante labor de adaptación, impidiendo, además, la comparabilidad de resultados y dificultando, así, su adopción como estándar empresarial.
Además, el informe destaca que 8 de cada 10 empresas del Clúster de Impacto Social manifiestan que uno de los principales retos en la medición de impacto es la obtención y análisis de los indicadores materiales.
Sin embargo, la guía pone en valor un conjunto de iniciativas que buscan dar respuesta a estos retos y presentan grandes oportunidades que pueden ser aprovechadas por las empresas. Así, 9 de cada 10 empresas del Clúster manifiestan que la medición del impacto social aporta mejoras en el reconocimiento externo y en la gestión interna de la organización, ofreciéndoles un valor clave para su aplicación.
Según han resaltado los autores del documento, Ricardo Trujillo, Ana Gómez y Raquel Canales, “contar con más información a la hora de valorar los impactos sociales de sus proyectos y actividad, aporta a las empresas una mejor posición en la toma de decisiones. Además, la aplicación de herramientas y las conclusiones obtenidas en la medición, permite comunicar de manera más completa los resultados de sus acciones en materia de sostenibilidad, generando mayor confianza por parte de sus grupos de interés”.
Por último, el documento incluye un conjunto de buenas prácticas de iniciativas de medición, ya consolidadas y desarrolladas por las empresas participantes en el Clúster de Impacto Social de Forética, con el objetivo de visibilizar dichas herramientas e inspirar a otras compañías. Las iniciativas desarrolladas han sido clasificadas en función del objeto de medición en cada una de las compañías, pudiendo hacer referencia a toda la actividad empresarial, a un producto o servicio concreto o a un proyecto corporativo o de índole social.
