Ahora tendrán que ponerse a trabajar para dar forma a su proyecto y Lanjarón se encargará de supervisar este proceso para ofrecer la ayuda que pudieran necesitar. Así lo indicó Esther Sarsa, directora de Public Affairs de Danone, quien declaró que Reconecta es “la manera con la que Lanjarón demuestra que los valores de una marca no son solo algo abstracto que se plasma en un papel”.
Por su parte, Montse Solé, Brand Manager de la marca de agua mineral natural, declaró que “es un orgullo comprobar de primera mano el éxito de esta primera edición de RECONECTA, un proyecto que combina elementos tan imprescindibles hoy en día como el emprendimiento, la innovación tecnológica y la protección del medio ambiente”.
Jesús Calleja, alpinista, aventurero y embajador del proyecto, reconoció que Reconecta supone “una iniciativa necesaria por el bien de todos, ya que es evidente que las ciudades y sus habitantes echan de menos el bienestar que les proporciona la naturaleza”, además de felicitar a los participantes “por su sorprendente imaginación, la cual han tenido que poner a trabajar en apenas una semana”. Además de Jesús Calleja, el jurado estuvo frmado por Laura Moreno, técnico del programa Biodiversidad de World Wildlife Foundation (WWF); Jérèmie Fosse, cofundador y presidente de la Asociación Medioambiental Eco-Union; Victoria Pérez, coordinadora del Programa Empleaverde de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y Joan Quintana, Alpinista y propietario y CEO de Pixpeak. Los miembros del jurado tuvieron que valorar de cada presentación criterios como la viabilidad, la creatividad o su aportación en clave sostenible.
Cuatro equipos finalistas
El primer equipo, BIOO, formado por Javier Rodríguez, Ángela Sabio y Bernat Basté, presentó un proyecto que genera electricidad a partir de la fotosíntesis de las plantas. Los siete minutos con los que contaban para convencer al jurado incluyeron una demostración in situ con la que encendieron una bombilla a partir de una serie de cables enchufados a un conjunto de macetas con plantas. Su ambicioso plan era iluminar de esta manera edificios enteros en las ciudades.
El siguiente equipo fue Greentings, formado por Antonio Galeote, Patricia Bermúdez y Abel Rodríguez, quienes presentaron un sistema consistente en una red social que funciona con árboles plantados por sus miembros. De esta manera querían crear un vínculo emocional entre la gente mientras promovían la forestación.
A continuación fue el turno de Undergreen, equipo formado por Dani Páez, Jorge Aguilera y Álvaro Zapata, cuyo sorprendente proyecto quería hacer de los metros espacios más oxigenados y limpios. Para ello proponían un sistema de paneles de plantas elegidas cuidadosamente para que sirvan de pulmón y fuente aromática bajo las ciudades.
Finalmente, el equipo Recolecta, integrado por Coche Ortega, Marc Unzueta y Carmen Álvarez, presentó una aplicación-juego con la que querían aprovechar los espacios verdes de las ciudades al máximo y concienciar a los ciudadanos, especialmente los más pequeños.
Un workshop muy creativo
En la adversidad, en la aventura, el cerebro humano es capaz de trabajar al 100%, dispuesto a hacer volar la imaginación para gestar proyectos rompedores que contribuyan al progreso de la sociedad. Así lo han demostrado los participantes de esta primera edición de RECONECTA de Lanjarón, la cual ha querido convertir en algo tangible y real uno de sus valores clave: la protección del medio ambiente.
El pasado 2 de octubre comenzó una aventura que, en colaboración con Imagine Creativity Center, partner experto en workshops creativos que trabaja en numerosos proyectos innovadores a nivel internacional, llevó a 12 amantes de la naturaleza y de las ideas sostenibles desde Sierra Nevada hasta Madrid. El objetivo: preparar un proyecto que encuentre la vía para hacer de los centros urbanos espacios más sostenibles y verdes. El viaje contó con actividades de todo tipo, desde subir el pico Veleta hasta la visita al Parque Nacional de Cabañeros, en Ciudad Real.
La expedición, intensa y dura, sirvió a los aventureros para poner en marcha su imaginación y llevar al límite sus propias capacidades. Sin conocerse entre ellos previamente, formaron cuatro grupos de tres personas que desde el primer momento debieron trabajar juntos para dar forma, en apenas cinco días, a sus proyectos embrionarios.