Según ha publicado en un artículo el diario The Guardian, los neumáticos no serían los únicos contaminantes del aire. El uso del freno en la conducción produce partículas tóxicas, tan minúsculas, que pueden ser inhaladas por las personas y que podrían llegar a filtrarse en los sistemas de desagües hasta llegar al consumo directo.
Se trata de partículas metálicas que ya están siendo analizadas tanto por su toxicidad como por los altos niveles de presencia que se han estado encontrando en puntos con mucho tráfico rodado.
Además, The Guardian advierte que los nuevos modelos de coche, al contar con más accesorios tales como elevalunas eléctricos y aire acondicionado, hacen que los vehículos puedan ser más pesados, lo que intensificaría el uso más pronunciado de los frenos y su consiguiente desgaste de neumáticos.
Por otro lado, todavía no hay políticas para el control de estas emisiones aunque los Gobiernos locales continúan avanzando en materia de preservación del medio ambiente y salud. De hecho, muchas ciudades europeas están intensificando sus políticas sobre movilidad sostenible, lo que podría significar una gran ayuda a la hora de combatir este tipo de emisiones.