The Australian también destaca que las operaciones de sacrificio se llevaron a cabo dentro de una “campaña encubierta” del propio gobierno para evitar las críticas de las entidades ecologistas. Además, junto al sacrifico, también se trataron hembras sanas de koala con hormonas para “controlar” su fertilidad.
Según estas mismas informaciones, en la región de Cabo Otway habitan unos 8.000 ejemplares de koala, lo que supone once animales por cada hectárea; una cifra muy superior a la registrada en otras áreas del mismo estado de Victoria, donde la densidad de estos marsupiales es de menos de un koala por hectárea.
Los medios australianos también han recogido las declaraciones de una experta en koalas de la Universidad Deakin, Desley Wisson, quien defiende la necesidad del sacrificio de estos animales. En declaraciones a una radio australiana, Wisson destacó que “los koalas se han acumulado en grandes densidades en bosques de eucaliptos en Cabo Otway, llegando al punto de que no quedaban hojas en los árboles y los koalas se caían literalmente”. “Morían de hambre”, sentenció la experta.
Por su parte, desde el gobierno de Victoria, su ministra de Medio Ambiente, Lisa Neville, ha prometido que no habrá más campañas de sacrificio. También ha anunciado un plan para protegerlos.