egún este estudio, cada una de esas modificaciones, como la sequía o la pérdida de biodiversidad deben entenderse y estudiarse, no como cajas cerradas y estancas, sino como un conjunto. “Es necesario comprender cómo cada una de esas cajas interacciona con las otras”, destaca el investigador del CREAF, Enrique Doblas.
Otro de los aspectos fundamentales que la ciencia debe tener en cuenta según este estudio es la necesidad de mejorar el intercambio de datos entre investigadores y plantear experimentos de larga duración y a escalas regionales o globales. Y es que los científicos han concluido que los datos recogidos a pequeña escala generan demasiado error cuando se utilizan para predecir comportamientos a gran escala.
A partir del estudio, que se ha publicado en la revista Global Ecology and Biogeography, también se han detectado 13 retos que debe afrontar la ciencia a partir de ahora. Son:
Comprender cómo la estructura habitual del paisaje mediterráneo en forma de mosaico afecta a la propagación de los incendios.
Comprender el efecto combinado de los diferentes fenómenos que componen el cambio global sobre las invasiones biológicas y la expansión de plagas.
Comprender cómo interactúan los diferentes fenómenos que componen el cambio global y las prácticas de gestión forestal más recientes.
Obtener información más realista de los impactos del cambio global sobre los servicios que nos proporciona el ecosistema.
Mejorar la evaluación de la mortalidad de árboles asociada a fenómenos climáticos extremos, con especial interés en los fenómenos de sequía.
Identificar y gestionar las áreas más vulnerables al cambio global.
Utilizar el funcionamiento y la historia del ecosistema para estudiar su capacidad de volver a su estado inicial después de una perturbación (resiliencia).
Abrir la investigación a otros campos para estudiar la importancia que pueda tener la genética en esta capacidad de resiliencia.
Estudiar cómo la gestión forestal puede mejorar capacidad del ecosistema para almacenar carbono y agua a largo plazo y a gran escala.
Analizar cómo cambia la biodiversidad cuando cambia el paisaje.
Aumentar la precisión de los modelos de predicción del cambio global incluyendo el contexto socio-económico al que se refieren.
Plantear experimentos interdisciplinares y manipulativos a diferentes escalas para entender los intercambios que se producen entre el bosque y la atmósfera.
Entender mejor cómo afecta el sistema hidráulico de las plantas a la disponibilidad de agua a escala de paisaje.