05/01/2015 10:44:32

Varios países de la UE aumentan los permisos de paternidad en plena crisis

Entre ellos, destaca Portugal, que se ha dotado de una de las leyes más avanzadas según los expertos

El cambio hacia permisos parentales igualitarios se ha acelerado especialmente en la última década y, una vez más, los países nórdicos han tomado la iniciativa con el firme propósito de aumentar la natalidad y virar hacia sociedades más igualitarias. En 1994, la licencia de paternidad sólo existía en 40 países, en la actualidad, está disponible en 79, aunque en nueve de ellos no es remunerado.

A diferencia de España, en buena parte de los países europeos la extensión del derecho de los padres se ha aprobado durante la crisis. En Islandia, el primer país en quiebra financiera por la recesión, aprobó en el 2012 un permiso de paternidad que se ha convertido en modélico. Allí, las madres disponen de tres meses de baja intransferible, los padres de otro trimestre y, finalmente, hay otro periodo de 90 días a distribuir entre ambos progenitores. Otro país que ha hecho los deberes durante la crisis es Portugal, uno de los lugares con la legislación que los expertos consideran más avanzada. El padre disfruta de 50 días y, además, puede compartir con la madre otros cinco meses para cuidar al bebé.

En Noruega, el permiso de paternidad fue ampliado a 14 semanas en plena crisis, en el 2012. En Suecia, padre y madre disponen de 480 días a repartir. En Finlandia, la mujer tiene una baja de 105 días, el padre 18 obligatorios, pero además tienen 118 días para repartir entre ambos.

Las cifras son dispares porque la UE no dispone de una regulación específica sobre las bajas de paternidad y, sobre las de maternidad, aunque en el 2010 el Parlamento Europeo aprobó que debían ser obligatoriamente de 20 semanas, la medida sigue bloqueada en su trámite en el Consejo Europeo.

Los estudios que se han realizado en países que vienen aplicando estas políticas de igualdad de los permisos entre ambos progenitores demuestran tres grandes conclusiones. En primer lugar, que los padres que cuidan de sus hijos desde el nacimiento se implican más y desarrollan un vínculo afectivo estrecho y de confianza. La segunda consecuencia es que la mujer deja de ser penalizada en el trabajo, porque no es vista como una contratación arriesgada, lo que le permite contribuir más fiscalmente y garantizarse una mejor jubilación. En tercer lugar, las políticas de extensión de los permisos de paternidad se han demostrado eficaces en la lucha contra la violencia machista, puesto que incorporan desde la infancia otro modelo de sociedad, rompen el estereotipo patriarcal y fomentan la igualdad.

Capital menguante

En España, la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción(Piina) pide una legislación similar a la de los países nórdicos. "No se entiende que en el siglo XXI no haya igualdad de género en la ley. Y lo lamentable es que hemos formado a mujeres igual que a los hombres, pero ese capital se está perdiendo. Las mujeres no pueden con todo y lo vemos en un estudio que hemos hecho en el que se demuestra que muchas familias en España se quedan solo en el primer hijo porque la mujer ve que su pareja no le puede ayudar y ella no puede conciliar", explica Teresa Jurado, coportavoz de Piina.

Los expertos señalan la conciliación como el otro gran anacronismo de la ley española. Aunque los partidos la incluyen sistemáticamente en sus programas electorales, no existe coherencia entre el discurso y el comportamiento de sus dirigentes. Como muestra, dos episodios recientes. El día de Navidad, el portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, convocó a la prensa en la sede de Ferraz para hacer declaraciones de reacción al discurso del Rey. Al día siguiente, 26 de diciembre, viernes por la tarde, el Ministerio de Hacienda organizó un encuentro informativo para explicar a los periodistas las nuevas normas del Fondo de Liquidez Autonómico.

Esta forma de organizar el trabajo resulta impensable en países donde empresas e instituciones ponen líneas rojas a la actividad laboral. Y no lo hacen porque el concepto de igualdad se haya extendido por medio de esporas en el aire nórdico, sino porque el progreso hacia una sociedad más desarrollada solo es posible a través de la legislación. Las leyes determinan los cambios sistémicos.

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