Con motivo de las fiestas, CLAVE aconseja la prevención como la mejor manera de limitar las consecuencias generadas por el ruido: usar tapones y alejarse en la medida de lo posible de la fuente sonora. Los locales de ocio producen más ruido que nunca en esta fechas. Las trompetas, silbatos o bocinas provocan entre 80 y 90dB. El mayor tiempo de exposición al ruido provoca mayor posibilidad de lesiones.
Muy típicos de las celebraciones navideñas son los fuegos artificiales, muy vistosos, pero peligrosos, pues pueden causar una lesión auditiva si no se usan protectores de oídos. En este caso, la intensidad de sonido alcanza los 140dB y el daño es instantáneo. La exposición a elevados niveles de sonido puede ocasionar una pérdida de audición temporal, permanente y acúfenos o tinnitus. Si se quiere disfrutar del espectáculo, es aconsejable alejarse y protegerse.
Reducir la exposición también contribuye a la prevención. Para hacernos una idea de los peligros, un concierto de rock llega a los 115dB y los perjuicios empiezan a los treinta segundos. El uso de auriculares (100dB) puede provocar lesiones después de quince minutos de uso.
CLAVE alerta sobre las lesiones irreversibles que pueden ocasionar los juguetes en la audición de los más pequeños, sobre todo cuando los éstos sobrepasan los 80dB. Las armas de juguete que funcionan con pilas, por ejemplo, causan (en modo normal) un ruido de entre 110 y 135dB, un nivel similar al producido por la actuación de un grupo de música.
Las cajas de música o robots ocasionan entre 85-95dB, pero resultan más perjudiciales si están funcionando más de quince minutos. La pérdida de audición por ruido es acumulativa y sucede de forma gradual a lo largo de los años. CLAVE recomienda a progenitores revisar los juguetes de los niños y vigilar para el uso adecuado de los mismos además de educar en el uso de medidas preventivas desde edades tempranas. Las revisiones audiológicas pueden contribuir a prevenir el desarrollo de lesiones.