“El objetivo de la Responsabilidad Corporativa es conseguir una economía inteligente, sostenible e integradora. Estamos ante una manera de gestionar de manera responsable una empresa siendo conocedor del entorno en el que se opera y de las entidades y colectivos con los que se tiene relación. Esta consideración implica una anticipación y mejor gestión de los riesgos así como una fuente inagotable de oportunidades”, ha explicado Ana Herrero, directora de Proyectos y Servicios de Forética.
En la dimensión social, destacan temas como la diversidad, la empleabilidad, el voluntariado corporativo o la medición del impacto de las acciones sociales. Pero, ¿cómo es de importante la RC en las empresas que desarrollan su labor en el sector salud? Según destaca Alipio Gutiérrez, presidente de la Asociación Nacional de Salud (ANIS), “es difícil imaginar una empresa de este sector que no muestre un alto grado de compromiso con la sociedad. Reinvertir una parte de esos beneficios en acciones de ayuda social aporta a la empresa credibilidad y reputación necesarias que la distinguen de aquellas otras que, pudiendo hacer lo mismo, no lo hacen”.
Por su parte Regina Revilla, directora ejecutiva de Policy, Communication & Corporate Affairs de MSD en España, puso de manifiesto la aspiración de MSD de “contribuir a lograr cambios mediante la colaboración y las alianzas estratégicas en aquellos ámbitos que generen un impacto positivo en la vida de las personas, a la vez que se sigue desarrollando el negocio de manera sostenible. De esta manera crecemos todos”. Esta aspiración es común a todos los actores implicados, instituciones, ONGs, empresas o gobiernos, ya que, como explicó Revilla, “solos no podemos hacerlo”.
“Al hablar de RC, en MSD hablamos de realidades, con acciones que han contribuido, por ejemplo, a la erradicación de la oncocercosis en Colombia en 2013 y en Ecuador en 2014 a través de la donación íntegra del fármaco Mectizan, o la reducción de la mortalidad maternoinfantil a través del programa MSD para la Madres. Además, solo en el año 2013 hicimos contribuciones filantrópicas que alcanzaron los 1.860 millones de dólares. Todo ello, nos ha supuesto el reciente reconocimiento por parte de la Fundación de Naciones Unidas a nuestra política de RC”.
En este sentid, a día de hoy se estima que alrededor de tres millones de mujeres en todo el mundo perderán la vida por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto en esta década, pese a que la mayoría de estas muertes se pueden prevenir. MSD para las Madres es una campaña a nivel global que persigue el punto número 5 de los Objetivos del Milenio de la ONU, reducir en un 75% la tasa de mortalidad materna, a través de la colaboración con entidades, ONGs y gobiernos de todo el mundo. En el año 2012, MSD en España identificó a ONAY con su proyecto en la República del Congo “Una maternidad sin riesgo”, en el Hospital de Monkole, como ONG candidata a participar en el proyecto “MSD para las madres” y a la que aporta el 10 por ciento de la contribución total que le otorga MSD a nivel global.
Para gestionar la RC, se necesita marcar unas prioridades. En el caso de MSD, “se centra en cuatro áreas fundamentales: acceso a la salud, ética y transparencia, sostenibilidad medioambiental y empleados. Dentro de este último punto estoy particularmente orgullosa de nuestro programa de Voluntariado, que ofrece 40 horas a cada empleado para colaborar con las iniciativas solidarias en cada comunidad en la que operamos”.
Por su parte, Ana Herrero, destacó que el avance de la RC en el desarrollo de la gestión empresarial se divide en cinco áreas temáticas: desarrollo de un buen lugar de trabajo, incorporación de los factores sociales y ambientales en la cadena de valor de la empresa, inversión e implicación en la comunidad, protección del medio ambiente y ética y buen gobierno". Asimismo, apuntó que “en España, recientemente se ha aprobado la Estrategia Española de Responsabilidad Social de las Empresas que sienta las bases y las acciones a llevar a cabo en el periodo 2014-2020 por parte de empresas, administraciones públicas y el resto de organizaciones para avanzar hacia una sociedad y una economía más competitiva, productiva, sostenible e integradora”.
Además, durante el coloquio, los participantes pusieron de manifiesto la necesaria y fructífera colaboración que pueden mantener las grandes empresas con las ONGs. Sobre este punto, Juan Arbulú explicó que “entre todos se puede contribuir y servir al interés general mediante la cooperación y el desarrollo económico social y educativo-cultural de las personas más desfavorecidas”. En su opinión, “colaborando de manera conjunta se consigue dar respuesta a menos a una parte de las necesidades fundamentales en los campos de la formación, educación, empleo, promoción, salud, etc.”.