El ahorro energético generado, asimismo, después podrían reinvertirse en otros proyectos que, a su vez, representan más del 70% de las emisiones globales de carbono relacionadas con la energía.
El estudio examinó cinco ciudades: Leeds, Calcuta, Lima, la ciudad malasia de Johor Bahru y Palembang, en Indonesia y demostró cómo la baja inversión de carbono de 11,6 billones de libras en Leeds, por ejemplo, podría suponer una reducción de emisiones del 22% para 2025, a un coste irrisorio. Invertir, asimismo, 1,1 billones de libras en poyectos de eficiencia, tales como calderas de biomasa y aislamientos en paredes, comportarían un ahorro anual de 400 millones de libras para la ciudad, ofreciendo una rápida recuperación para los inversores.
Además de los grandes retornos que permiten estas sencillas medidas, el estudio también hace hincapié en que su aplicación comportaría a cualquier ciudad del mundo un ahorro del 34% de sus emisiones de carbono, lo que podría repercutir en amplios márgenes de beneficio en términos de empleo, reducción de la congestión y contaminación del aire.
"Una economía baja en carbono es una obviedad desde el punto de vista económico, así como ambiental", ha afirmado el autor principal del estudio, el profesor Andrew Gouldson de la Universidad de Bristol. "Los ayuntamientos y los inversores tienen mucho que ganar de la inversión en un futuro bajo en carbono", ha concluido.