La idea, tal y como afirma elperiodico.com, no es totalmente nueva. Hace un año debutó un programa igual en la provincia de Kerala, en la India, allí patrocinado por el Gobierno. Pero los dominicanos Stella Mateo y su esposo, Fernando, fueron los primeros que decidieron ponerlo en marcha en Nueva York. El nombre que eligieron era idéntico al de Kerala, SheTaxis, pero en la Gran Manzana hasta la palabra taxi está tan regulada que no han podido usarla (aunque sí en el condado de Westchester y en Long Island).
Adolescentes inseguras
Stella y Fernando se movían en terreno conocido: él es presidente fundador de la Federación Estatal de Taxistas, varios de cuyos afiliados empezaron a colaborar para buscar coches y conductoras para el nuevo servicio. Stella, mientras, sabía lo que podía ofrecer. Sus propias hijas adolescentes, según ha contado en varios medios, más de una vez le han llamado desde un taxi en el que se sentían inseguras para intentar paliar esos miedos con una conversación.
Stella y Fernando buscan un nicho claro: en la ciudad se calcula que las mujeres realizan el 60% de los 600.000 viajes diarios que se hacen en taxi y, pese a esa mayoría, las pasajeras difícilmente pueden encontrarse con otra mujer al volante: poco más del 1% de los casi 52.000 taxis amarillos de Manhattan los conducen mujeres y el porcentaje solo sube al 5% cuando se suman los taxis verdes de los otro cuatro barrios y los otros servicios en coche.
La falta de conductoras, ha obligado a SheRides a postergar un mes su debut, inicialmente previsto para septiembre: calculaban que necesitaban unas 500 mujeres taxistas y cuando presentaron en una rueda de prensa a las puertas del Ayuntamiento la iniciativa solo tenían a 100.
Los tópicos y el rosa
SheRides / SheTaxis no huye de los tópicos y el rosa, por ejemplo, es el color de la franja que llevan algunos coches, del pañuelo de las conductoras y domina también en la aplicación en la que se realizan las reservas y los pagos. Pero la meta es ambiciosa: «Modelos innovadores de negocio como este amplían las oportunidades para mujeres», aseguraba en la rueda de prensa la activista y portavoz de la start-up Tamika Mallory.
El servicio echa ahora a rodar y debe tener vigilar los baches. Aunque aseguran que si hombre un llama lo referirán a otra compañía la ciudad ya ha alertado de que vigilará que se cumpla la ley y en Nueva York es ilegal rechazar prestar servicio a cualquiera, hombre o mujer.