27/10/2014 10:29:53

Nike, Prada y Dior apuestan por el diseño de ropa aprovechando la piel de pescado

Las capas de piel de pescado poseen una buena calidad y elegancia, además de ofrecer flexibilidad a los tejidos

En los últimos años, la captura de pescado ha pasado de los 69 millones de toneladas, a los 93 millones. En este sentido, sólo de una de estas toneladas de filetes de pescado pueden obtenerse 40 kilos de piel desechada, informa The Guardian. Desechos que ahora, marcas de moda como Prada, Dior o Nike han pensado en aprovechar, dándoles una segunda oportunidad.

Mientras dichos desperdicios siempre han sido usados como comida para animales, ahora podrían tener un uso mucho más glamuroso. De hecho, las capas de la piel de pez poseen una calidad y elegancia únicas, además de ser flexibles, lo que podría proporcionarles una segunda vida. "Obtener tejidos del pescado es una vieja técnica que ha resucitado como una solución moderna”, señala Laura Storm, directora ejecutiva del Think Tank sostenible danés Sustainia. La compañía de piel de pescado Atlantic Leather subministra hoy productos a marcas famosas como Prada, Dior, Nike, Puma y Ferragamo. Estas empresas tienden a combinar la piel obtenida del pescado, junto con otros tipos de pieles y cuero.

Malou Koldenhof, co-propietario de la empresa The Fish Leather Company, explica: "Me he dado cuenta de que cada vez más personas se están interesando en el cuero de pescado, y estamos viendo un aumento en las ventas y consultas, pero al mismo tiempo todavía hay muchas personas que no saben sobre él. Una gran número de estudiantes de arte y moda han mostrado interés en el material, por lo que tal vez la próxima generación va a usarlo más”.

Los nuevos usos que podría tener la piel de pescado podrían contribuir a la reducción de las emisiones de CO2, generadas, en parte, por la demanda de piel de vaca. "Las pieles de pescado también podrían ayudar a crear puestos de trabajo en los lugares de procesamiento existentes, por ejemplo, en torno al lago Victoria", explica Cecile Brugere, investigador asociado en el Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo.

Compartir:
  • linkedin share button