Japón anunció el pasado 2 de septiembre su intención de poner en marcha un nuevo programa de caza denominado Jarpa III, que se centraría en las ballenas de la especie minke y que tendría como objeto recopilar los datos científicos necesarios para la regulación de los "recursos de ballenas". Sin embargo, para Greenpeace ve esto solo como una excusa, ya que hay métodos de investigación que permiten llevar a cabo estudios sin necesidad de matar a los cetáceos y considera que el objetivo de la caza tiene fines comerciales.
"Es lamentable que el primer verano antártico que no se cazarán ballenas en la Antártida en más de un siglo, la industria ballenera japonesa vuelva a ser protagonista en la agenda de la Comisión Ballenera Internacional. Es hora de que los líderes sean firmes y apuesten por la conservación de las ballenas y el cumplimiento de la moratoria de 1986", ha declarado Marta González, responsable de la Campaña de Océanos de Greenpeace.
La agenda de la Comisión de la Ballenera Internacional tiene otros importantes asuntos que tratar durante estos cuatro días, como la creación de un santuario para las ballenas en el Atlántico sur, una propuesta impulsada por el Gobierno argentino, junto con el de Brasil, Uruguay y Sudáfrica que necesita el 75% de los votos para ser aprobada y que además de prohibir la caza de cetáceos, permitiría realizar estudios de conservación de especies.