Publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, esta investigación es la primera que estima cómo está afectando la caza ilegal de elefantes a la especie en todo el continente africano.
Para realizar el cálculo, el ecologista George Wittemeyer, del Universidad Estatal de Colorado, y sus colegas primero analizaron los datos recogidos en la Reserva National de Samburu, en Kenia, y comprobaron que en 2009 se registró un aumento súbito de las matanzas de furtivos. Paralelamente se incrementó la actividad del comercio ilegal de marfil con destino a China.
Luego utilizaron las cifras de muertes relacionadas con esta actividad que ha recolectado el programa internacional Monitoring the Illegal Killing of Elephants (MIKE) y las relacionaron con otras variables, como el aumento del consumo en la sociedad china y el número de casos de corrupción en las autoridades locales. De ese modo confeccionaron un modelo que les sirvió para extrapolar los datos a 306 poblaciones de elefantes en toda África.
Los conservacionistas llegaron así a la conclusión de que cada año, en 2010, 2011 y 2012, se dieron caza a 33.630 ejemplares. Este declive podría barrer a la especie en muchos puntos del mapa, alertan los expertos, que se han sorprendido por las dimensiones del problema.