Desde Manos Unidas, reconocen avances con conquistas de políticas y programas públicos en la vida de millares de personas que se encontraban en la pobreza extrema en Brasil, pero no están satisfechos con la realidad existente en el país, y comprenden las manifestaciones populares pacíficas que reivindican, justificadamente, el respeto a los derechos de los más vulnerables y políticas públicas efectivas que eliminen la miseria y garanticen vida con dignidad para todos.
Y es que, a pesar de sus innumerables riquezas naturales y culturales y de su gran potencial económico y de liderazgo en la región, Brasil continúa siendo uno de los países más desiguales del mundo: el 20% de la población más rica goza de una renta media 21,8 veces mayor que el 20% más pobre; el 10% más rico de la población acaparaba el 44,5% de los ingresos totales del país, mientras que el 10% más pobre sólo obtenía un 1,1% del total[4]. Lo que además ha dejado de ser un fenómeno predominantemente rural para convertirse en un problema de marginación urbana generado por las constantes migraciones del campo hacia las grandes metrópolis, sobre todo desde el Nordeste hacia Río de Janeiro y São Paulo. “Por eso desde Manos Unidas reclamamos cinco aspectos esenciales para mejorar la dignidad de millones de personas en el país”, afirma la propia ONG.
Estos aspectos son:
1. Intensificar la Reforma Agraria abandonada en los últimos años y una apuesta decidida por parte del Estado por la agricultura familiar y agroecológica, especialmente en la región semiárida.
2. Reconocer y respetar los derechos de los pueblos indígenas y comunidades tradicionales.
3. Defender a la Amazonía de los grandes proyectos extractivos guiados únicamente por el interés económico que destruye la naturaleza y la vida.
4. Superar los programas asistencialistas impulsados por el gobierno brasileño y acometer cambios estructurales que garanticen un futuro de desarrollo autónomo para los más pobres del país.
5. Lograr el compromiso del gobierno y de toda la sociedad del país en la defensa de los derechos humanos luchando contra el trabajo esclavo, el tráfico de personas, las expulsiones forzadas y contra altos índices de violencia del país, cuyas principales víctimas son los jóvenes, los más pobres y las minorías étnicas, denunciando especialmente el actual exterminio indígena Kaiowa-Guarani en el Estado de Mato Grosso do Sul.