En marzo, después de 11 meses de lucha de las organizaciones sociales y la negativa a contribuir al fondo de compensación a las víctimas del accidente, empresas de EEUU como Walmart, Children’s Place y Gap anunciaron la donación de dos millones de dólares, informa El País. Ayuda necesaria y a su vez insuficiente. La directora de organización del Foro Internacional de Derechos Laborales denuncia a El País que “que Walmart y Children's Place solo darán 750 dólares por cada familia afectada. Son familias que se han quedado sin su única fuente de ingresos y que están sin casa, jóvenes que perdieron una pierna o 300 niños que ahora son huérfanos". Por su parte, una de las víctimas que pasó casi un día enterrada bajo los escombros, Shila Begum, explicó a Deutsche Welle: “Quedé incapacitada para trabajar en la industria textil y el dinero que recibí ya se agotó. Hace dos meses, una colega llamada Salma se quitó la vida para no enfrentarse a un destino similar. ¿Qué esperan de nosotras las 29 empresas que compraban textiles en el edificio Rana Plaza? ¿Que nos suicidemos todas? ¿No van a tener un poco de compasión con nosotras? Nosotros esperamos indemnizaciones para poder seguir viviendo y para que nuestros hijos puedan seguir yendo a la escuela”. Su compañera, Safia Parvin, añadía que menos del 3% de los trabajadores textiles en Bangladesh son miembros de un sindicato. En este sentido, desde entonces se ha concedido mayor libertad a los sindicatos.
También Primark anunció en marzo el pago de 6,5 millones al fondo. Sin embargo, las asociaciones de afectados marcaron como fecha límite hoy, primer aniversario del accidente, para el pago de las indemnizaciones por el sueldo perdido y gastos médicos para los supervivientes. Lejos de ser la solución a la situación –el fondo no se activará hasta que no se alcancen los 29 millones de euros-, muchas otras empresas se han sumado de manera voluntaria para ofrecer su ayuda, entre las cuales se encuentran H&M, Inditex o El Corte Inglés. Un total de 150 empresas han firmado el Acuerdo sobre Incendios y Seguridad en Bangladesh, a través del cual se comprometen a realizar inspecciones independientes.
En el caso de Rana Plaza, la policía denunció a los propietarios de las fábricas por ignorar las grietas que presentaba el edificio un día antes de la catástrofe. Sin embargo, el problema es aún más profundo. Bangladesh es un país atractivo para las marcas de ropa, que encuentran en él los costes más baratos de producción en la industria textil, según la Campaña Ropa Limpia. La falta de controles de seguridad, la mala calidad de las edificaciones y la falta de mantenimiento de las mismas son causas principales de los frecuentes incendios y accidentes que ocurren en las fábricas del país. “El derrumbe del Rana Plaza es sintomático de un problema más amplio de la industria de ropa y esperamos que todos los actores de esta industria hagan generosas aportaciones" denuncia Ineke Zeldenrust, coordinadora del Secretariado Internacional de la Clean Clothes Campaign (Campaña Ropa Limpia). Sólo 6 meses después de la catástrofe, un nuevo incendio en una fábrica de Dhaka provocó la muerte de 10 personas, anunciaba Ropa Limpia en su portal web.
Siendo la catástrofe de Bangladesh la peor tragedia en la historia de la industria global textil, el Gobierno Bangladés fue objeto de duras críticas por parte de las empresas occidentales que confeccionan ropa en el país, argumentando que, previamente al derrumbamiento del 24 de abril, ya habían pedido mejoras de la seguridad. A su vez, fue criticado por denegar la ayuda exterior en las labores de descombro, informaba El Mundo hace un año. A partir de entonces las autoridades han estado trabajando para introducir mejoras las condiciones laborales en la ley del trabajo, y cerró 18 talleres inmediatamente por motivos de seguridad. A día de hoy, el gobierno de Bangladesh ha aumentado en un 77% el salario mínimo de 49 euros al mes a todos los trabajadores del sector de la confección.
El Gobierno de EEUU ha emitido un comunicado destacando que aún queda “mucho trabajo por hacer”. Quizá no debamos esperar otro desastre como el de hace hoy justo un año para introducir mejoras en materia de derechos laborales y, en este sentido, el consumidor tiene parte del poder en sus manos para impulsar estos cambios.