P&G, como otras 1500 empresas de 50 países, es miembro de la Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible (RSPO), una organización creada para garantizar la supervivencia de los bosques tropicales, de los animales que habitan en ellos y evitar las emisiones de dióxido de carbono. Sin embargo, una reciente investigación de la ONG ha concluido que las cadenas de suministración de esta multinacional siguen usando este ingrediente para algunas de sus marcas como Head & Shoulders o Gillette. Greenpeace ha lanzado una petición a consumidores de todo el mundo para mejorar las prácticas de Procter &Gamble, con la que ha conseguido más de 300000 firmas.
La explotación incontrolada de bosques y selvas para conseguir aceite de palma, usado sobre todo por las grandes corporaciones de la cosmética, la alimentación y biocombustibles, provoca su desforestación y la destrucción de turberas. La quema de estos residuos vegetales produce la emisión de 1800 millones de toneladas de gases de efecto invernadero al año.
Buenas y malas prácticas
Greenpeace ya ha liderado otras campañas en este sentido, como por ejemplo contra Nestlé. La ONG denunció a la multinacional por su uso de aceite de palma en productos como el Kit Kat, destruyendo, a su vez, selvas de Indonesia. En este sentido, desde 2010 Nestlé ha impulsado una política de no desforestación.
P&G ha sido calificada por Greenpeace como “non-forest-friendly” (no respetuosas con el medio ambiente), junto con otras empresas como PepsiCo, Johnson & Johnson o Colgate-Palmolive. Muchas de ellas han manifestado conocer la problemática y la necesidad de actuar al respecto. Por otro lado, las buenas prácticas tienen recompensa y empresas como Nestlé, L’Oreal, Unilever y Ferrero han sido nombradas por la ONG empresas “forest-friendly” (respetuosas con el medio ambiente).