26/09/2013 08:21:10

Compra social y competitividad

La colaboración entre empresas y CEE a debate en RConversa

La compra responsable pretende integrar los aspectos sociales, ambientales y éticos en las decisiones de compra. Al practicar la compra responsable, las empresas aportan un valor añadido a la contratación de los suministros, productos o servicios que necesitan. Las empresas que realizan compra responsable gastan su presupuesto de forma que alcanzan dos objetivos: por una parte, la compra responsable proporciona los productos o servicios requeridos por la empresa en las mismas condiciones de calidad-precio; y, por otra y al mismo tiempo, contribuye a alcanzar objetivos más amplios de sus políticas, especialmente, de sus políticas de Responsabilidad Social.

En la web de Responsabilidad Corporativa y Sotenibilidad de Telefónica se ha abierto un debate sobre compra social y competitividad, moderado Pepa Torres Martínez, Directora Gerente de FEACEM, en el que se podrá partcipar hasta el próximo 27 de moviembre.

La compra responsable convierte el “gasto” en compra del sector privado en una “inversión” en responsabilidad social e innovación que aporta una clara ventaja competitiva a la empresa, con un importante impacto en la mejora de la imagen corporativa y de compromiso social. En esa línea, Paloma Lemonche, miembro de la junta rectora de Aerce, opina que "las empresas más grandes son cada vez más conscientes de la necesidad de abordar con rigor la gestión responsable de la cadena de suministro, pero aún queda mucho camino por recorrer para que la RSE se incorpore de manera efectiva en la función de Compras". Aunque José Miguel Roca Chillida, director de Relaciones con Asociaciones y AAPP en Telefónica España, piensa que quizás las empresas no deberían comprar por "conciencia social", sino por la realidad de calidad y precios, entendiendo que "al carecer de beneficios", las empresa sociales pueden "apurar los costes".

Como un ámbito específico de la “compra responsable” tenemos la compra social, que incide directamente en cuatro aspectos: el fomento del empleo, especialmente del empleo de colectivos que presentan más dificultades de integración laboral; el mantenimiento de condiciones laborales dignas; el apoyo a las iniciativas de la economía social y la promoción de la igualdad de oportunidades.

Mejora de competitividad
Los Centros Especiales de Empleo han sido históricamente la principal fórmula de empleo para personas con discapacidad. El papel que realizan los 1.912 CEE existentes en nuestro país es básico en la existencia de oportunidades reales de empleo para 61.851 personas con discapacidad y 8.003 personas sin discapacidad. La cuestión que se plantea es la extensión de la compra responsable entre las empresas, apelando a sus políticas de RSC, pero también hay quien señala la necesidad de que los CEE mejoren su competitividad y excelencia. Francisco Álvarez, de ADECEM, apunta hacia "la mejora de las interrelaciones entre CEEs (unión temporal, desarrollos conjuntos de nuevas tecnologías, fusión entre ellas.) que permitan un tamaño adecuado o reparto de costes y tender a nuevas actividades con mayor valor añadido y con más posibilidades de mayor apertura de mercados". Y es que, como recuerda Álvarez, el sector está fuertemente atomizado y los centros tienen "poco margen de maniobra para dedicar esfuerzos en otras cuestiones que no sea la propia supervivencia".

Respecto a la competitividad, Jon Ander Arzalluz, director de I+D del Grupo Gureak, aporta la experiencia positiva que ha vivido en el País Vasco: "El mercado nos ha dirigido siempre y en respuesta hemos alcanzado niveles de gestión empresarial muy importantes en los CEE. La respuesta en calidad, precio, flexibilidad y garantía o solvencia como proveedores o socios de nuestros clientes, hace que el nivel de satisfacción y la imagen de capacidad que se ha instalado en el mercado, alcance ampliamente sus expectativas".

Los CEE como organizaciones de economía social
Los Centros Especiales de Empleo de Iniciativa Social (los promovidos por entidades vinculadas a organizaciones representativas de las personas con Discapacidad), desarrollan su actuación en base a los principios rectores de la economía social (primacía de las personas y del fin social sobre el capital; aplicación de los resultados al fin social objeto de la entidad; promoción de la solidaridad interna y con la sociedad e independencia de los poderes públicos) por lo que forman parte integrante de la misma. Además estos CEE comparten las tres características fundamentales del emprendimiento social (de las empresas sociales): la creación de valor social como objetivo prioritario e irrenunciable; la generación de valor económico, como un objetivo imprescindible y la estrategia y el enfoque empresarial en su gestión.

Estas características de los Centros Especiales de Empleo de Iniciativa Social los convierten en el “aliado” más adecuado para que las empresas puedan desarrollar sus estrategias y políticas de “compra social”.

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