El responsable del Departamenteo de Tecnología del Envase del centro tecnológico Ainia, Carlos Enguix, afirma para El País que en Ainia pretenden utilizar su bioplástico para envasar productos alimentarios, cosméticos, de higiene, o incluso fabricar piezas de automóviles. Además, teniendo en cuenta que la fabricación de bioplástico conlleva la elaboración de sustancias activas con propiedades antioxidantes y antimicrobianas, estudiarán la posibilidad de incorporar aceites esenciales procedentes de cáscaras de naranja.
Actualmente, ya se fabrican bioplásticos a partir del almidón de patata, maíz, trigo o caña de azúcar, pero las organizaciones ecologistas se oponen frontalmente a la creación de bioplásticos a partir de cultivos. Leticia Baselga, miembro del Área de Residuos de Ecologistas en Acción, señala para El País que están “completamente en contra de que se planten cultivos alimentarios, como patatas o maíz, para destinarlos al depósito de los coches como combustible o para fabricar plásticos”.
Según datos de European Bioplastic y Plastics Europe, los bioplásticos apenas suponen el 0,4% de la producción mundial de plásticos. Además, los plásticos biodegradables, aunque no tengan origen orgánico y procedan del petróleo, también se consideran bioplásticos. Así lo afirma Juan Ruiz, responsable de Eficiencia Energética y Normalización de Plastics Europe, que considera que “no se puede afirmar que un bioplástico sea mejor que otro simplemente por la procedencia de la materia prima”.
Ecologistas en Acción, por su parte, considera que esto no debería ser así: “Se les podrá llamar oxodegradables (por la oxidación) o fotodegradables (por la luz ultravioleta), pero bajo ningún concepto son biodegradables, y ni mucho menos bioplásticos”. Baselga señala para El País que este tipo de plásticos no podrán entrar en una cadena de compostaje junto a residuos orgánicos.