La prensa china ha explicado que las víctimas eran golpeadas regularmente. Algunas llevaban más de siete años trabajando sin cobrar. Entre los liberados, hay ciegos y mudos. La policía, que actuó gracias a un soplo, aseguró que algunos de los obreros sufren problemas mentales tan graves que no han podido aclarar su identidad.
Los trabajadores fueron secuestrados o engañados en la calle y estaciones ferroviarias para sacarlos de sus pueblos, y luego fueron vendidos a los encargados de las fábricas por una cifra que oscila entre 300 y 500 yuanes (33 y 55 euros), según indica la cadena de televisión que ha revelado el escándalo. La policía ha detenido a ocho personas, entre ellas, algunos de quienes reclutaban la mano de obra esclava y un capataz acusado de azotar a los obreros, que solo tiene 14 años.
En Henan, una de las provincias más pobres de China, ya fueron encontradas en 2007 miles de personas que trabajaban sin cobrar en hornos de ladrillos, además recibían frecuentes palizas y apenas eran alimentadas, explica el diario.