En este sentido se presentaron diversas iniciativas empresariales de inserción social promovidas desde la Fundación Novaterra y que van desde el catering sostenible a la mensajería con inclusión social.
Este es el caso de Port-mail, empresa de servicios de mensajería y paquetería que desde 1999 ofrece un servicio con un alto grado de calidad y proximidad al cliente, empleando en su plantilla a un 90% de personas en riesgo de exclusión social.
Otra opción que tienen las empresas de contribuir al empleo de las personas que más dificultades tienen es a través del servicio de Contraste Catering Sostenible, donde además de una oportunidad de empleo para estas personas se ofrecen productos de comercio justo y agricultura ecológica de la más elevada calidad. Este también es el caso de SomPresents, que ofrece desde cestas navideñas de estos productos a todo tipo de regalos promocionales elaborados por centros especiales de empleo.
En definitiva, bien desde la contratación directa de estas personas o de los servicios y productos de estas empresas, empresas, particulares y administraciones públicas, tienen diversas opciones de contribuir a la creación de empleo, para estas personas “mucho más que un empleo”, y del mismo modo integrar estas acciones en sus respectivas estrategias de responsabilidad social en la contratación de sus proveedores o a través de la integración de clausulas sociales en los pliegos administrativos.
Falta de acceso al mundo laboral
La falta de acceso a un puesto de trabajo se ha convertido asimismo en una de las consecuencias más graves para la sociedad de la actual crisis económica. Una situación que se agrava todavía más en personas con algún tipo de riesgo de exclusión.
En palabras de Andrés Aranzo, Sociólogo y técnico del Servicio de Estudios e Investigaciones de Cáritas Española, “jamás en la historia de la humanidad había habido tantos bienes y, sin embargo, en medio de la excedencia asistimos a una de las mayores crisis alimentarias”.
“Nos enfrentamos no a un problema de carencias sino a un problema ético y de justicia de reorientar esa riqueza en un mundo de rico.” Una pobreza que va en aumento en los países más ricos del mundo, también en España, y que ve su expresión más crítica en el paro y la dificultad de ciertos colectivos en el acceso al trabajo, un trabajo que para Aranzo, “es la clave de la autonomía de las personas en riesgo de exclusión”.