09/02/2011 13:26:48

La ISO 26000, ¿una recomendación más o un hito importante?

Antonio Argandoña, profesor del IESE, analiza el contenido y futuro de la ISO 26000

Continúa la polémica entorno a la nueva guía de Responsabilidad Social ISO 26000, que fue aprobada el pasado mes de noviembre. En una sesión del Programa de Continuidad del IESE que tuvo lugar ayer en Barcelona, el profesor Antonio Argandoña, titular de la Cátedra “La Caixa” de RSE y Gobierno Corporativo, pasó revista al contenido de esta guía y, sobre todo, a su futuro. ¿Para qué les servirá a las empresas? ¿Pueden cumplirla? ¿Es útil también para las pymes?

La bienvenida corrió a cargo de Àngel Pes, subdirector general de La Caixa y director del Área de Responsabilidad Corporativa y Marca, quien destacó la necesidad de contar con estándares de medición, ya que, en su opinión, desde una óptica empresarial, “todo es más manejable cuando se puede medir”. Para él, la ISO 26000 supone un “esfuerzo importante” a la hora de establecer un mecanismo que permita avanzar en materia de Responsabilidad Social Empresarial.

Por su parte, Antonio Argandoña comenzó su conferencia confirmando que la RSE es mucho más que una moda: "Ha venido para quedarse". Sin embargo, “no es algo nuevo”, reconoció, “pero ha habido épocas en las que se le ha hecho menos caso”. Respecto a la ISO 26000 el profesor destacó que se trata de una guía, no de una norma, y aporta una definición universal de la RSE. Asimismo, hizo hincapié en que no es certificable, a pesar de que algunas firmas, como AENOR, recientemente han lanzado certificados sobre esta materia.

Además, la guía ofrece una visión de conjunto de la RS, no la identifica con filantropía, define sus principios e identifica siete materias fundamentales, respecto a las cuales “cada organización debe identificar la importancia de cada asunto, pero no tiene que atender a todos”, apuntó el profesor.

Pero, ¿qué aporta a las empresas? Ideas sobre cómo incorporar la RSE, orienta y ofrece un lenguaje común a nivel internacional, ayuda a identificar las partes interesadas y da razones para implicarse con ellas, genera confianza en las relaciones con los grupos de interés, puede tener una dimensión estratégica, puede generar ventajas competitivas, promueve la toma de conciencia, ayuda al desarrollo sostenible (ambiental, social y económico) y supone una ayuda para los Gobiernos.

Los siete principios
Para la puesta en práctica de la ISO 26000, Argandoña enumeró los siete principios que recoge la guía:
1. Rendición de cuentas por sus impactos en la sociedad, económicos y medio ambientales
2. Transparencia en sus actividades que impactan en el medio ambiente
3. Comportamiento ético: honestidad, equidad e integridad
4. Respeto de los intereses de las partes interesadas
5. Respeto al principio de legalidad
6. Respeto a la normativa internacional de comportamiento
7. Respeto a los derechos humanos

Posteriormente, Argandoña destacó los grandes temas que las empresas deben “tocar”, según la ISO 26000. Estos son medio ambiente, prácticas justas de operación (contratos, clientes, etc.), derechos humanos, participación activa de la comunidad, prácticas laborales y asuntos de consumidores.

Una de las principales críticas: no reconoce la realidad de las pymes
El último punto de su presentación lo dedicó a las críticas que ha suscitado la publicación de la guía. Respecto al proceso, el profesor señaló la representación incompleta de muchos grupos de trabajo y el acceso de consultores, el cual podría genera un posible conflicto de intereses. Respecto al resultado, indicó que no reconoce la realidad de las pymes, “no es relevante para ellas, aunque es bueno que se la lean”; el texto es demasiado voluminoso, el lenguaje es poco accesible, es poco sensible a las peculiaridades culturales de cada país, posible uso indebido como norma certificable, alto coste del documento (250 euros) y posible manipulación como barrera al libre comercio y competencia.

Así, reconoció que “su desarrollo ha desembocado en un documento infumable”, pero “se trata de una idea excelente y es un documento enormemente interesante”. En su opinión, toda empresa interesada en RSE deben tener en cuenta esta guía, “es una excusa para sentarse delante de este documento y confirmar que realmente está interesada en ser socialmente responsable”, señaló. Para él, el cambio de conciencia es la clave: “El objetivo es conseguir que las empresas se planteen un verdadero cambio de pensamiento”, y añadió que “una empresa no es socialmente responsable hasta el día que se plantee seriamente cuál es su responsabilidad en todo”.

Los debates que suscita
En la ronda de preguntas posterior a la conferencia se abrió un debate en torno a si la ISO 26000 es un elemento más de la biblioteca de instrumentos voluntarios o un hito importante. “Al no ser exigible ante la ley, yo no veo que esta guía sea un paso hacia la obligatoriedad, pero sí creo que lo haremos en el futuro”, indicó Argandoña. “De hecho, ser el director de una empresa responsable consiste en ser un buen director y para ello debe tener en cuenta las expectativas de sus grupos de interés. Es obligación realizar una buena gestión, independientemente de que te lo mande la ley”.

Por último, las intervenciones llevaron a plantearse si esta norma contribuirá a la convergencia entre gobernanza corporativa y responsabilidad social. Argandoña puso de manifiesto su convencimiento de que sí que vamos hacia esa convergencia. También, el subdirector general de La Caixa, Àngel Pes, indicó que la gobernanza es un punto clave. En su opinión, para que una empresa sea socialmente responsable es necesario que su comité de dirección esté comprometido con la RSE. "La Caixa pide a sus empleados que cuando actúen tengan claro que lo que hacen debe ser coherente con los valores corporativos que defiende la empresa", señaló.


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