El texto servirá para "despejar las incertidumbres y sentar las bases de un nuevo modelo de energía", al tiempo que fija la contribución de las distintas tecnologías al mix de generación y establece en el 20,8% el objetivo de consumo final que, en 2020, cubrirán las renovables. Asimismo, mantiene la necesidad de fomentar el "posicionamiento industrial" del coche eléctrico.
Así, las renovables pasarán de 39.499 MW a 64.441 MW, mientras que el carbón recortará su potencia de 11.999 MW a 8.130 MW. Los ciclos combinados de gas pasarán de 31.249 MW a 37.971 MW, y el total del parque eléctrico nacional alcanzará 126.072 MW, frente a 100.716 MW de 2009.
En cuanto a energía nuclear, además de calcular que el consumo aumentará una media del 2% anual en la próxima década, el texto fija en 7.256 megavatios (MW) la potencia nuclear en 2020, frente a 7.716 MW en 2009.
Las críticas de Greenpeace
Las primeras críticas no se han hecho esperar. En su página web, Greenpeace critica el documento ya que perpetúa un modelo energético insostenible e inviable, en el que se pretende mantener artificialmente las energías sucias más obsoletas y no se hace frente a la necesidad de reducir las emisiones de CO2.
Para la ONG, el documento pretende hacer creer que apuesta por la eficiencia energética pero plantea que todas las fuentes energéticas que se utilizan actualmente seguirán siendo necesarias en el futuro, lo que implica frenar el crecimiento de las energías renovables, que han demostrado que son capaces de ir desplazando las demás.
“El documento comete el error de creer que aquí cabe todo, pero esto es imposible, ya que no hay ni debe haber demanda de energía para todas las fuentes”, apunta José Luis García Ortega, responsable de la campaña Cambio climático y Energía de Greenpeace. “Si Zapatero quiere crear un millón de empleos verdes, la apuesta estratégica de España deben ser las renovables, y la planificación energética debe prever cómo las viejas energías deben ceder el paso al nuevo sistema que deberá ser 100% renovable”.
Según Greenpeace, lo que se necesita es un acuerdo cuyo objetivo esté orientado a lograr la sostenibilidad del sistema energético, es decir, un acuerdo por la energía 100% renovable, que garantice la sustitución completa por energías renovables de las energías sucias, empezando por la nuclear y el carbón, y acabar con el derroche de energía, por razones ambientales, económicas y de seguridad de suministro. En vez de esto, el documento insiste en apoyar “callejones sin salida” como la captura y almacenamiento de carbono, que no es más que una excusa para seguir quemando carbón.
Propuestas de Greenpeace no reflejadas en el acuerdo
Greenpeace lamenta que no se hayan tenido en cuenta las propuestas del documento `Elementos para una política energética sostenible´ que envió la organización ecologista, entre las que destacan:
1. Alcanzar un suministro energético basado al 100% en energías renovables, no más tarde de 2050.
2. Superar los objetivos mínimos reflejados en el PANER (Plan de acción de energías renovables), obligatorios según la Directiva europea de Renovables, para que en 2020 las energías renovables logren alcanzar al menos un 50% de la producción bruta de electricidad y un 30% de la energía final consumida.
3. Establecer los plazos para la eliminación de las energías no renovables, incluyendo una limitación a 30 años de la vida de útil de las centrales nucleares existentes y eliminando cualquier posibilidad de renovación extraordinaria de los permisos de explotación.
4. Eliminar las subvenciones a todas las energías, empezando por el cese de las subvenciones al uso de combustibles fósiles (como el reciente decreto que subvenciona la quema de carbón), e internalizando plenamente los costes ambientales y sociales de la producción de energía, como la emisión de gases de efecto invernadero y otros contaminantes atmosféricos, la generación de residuos radiactivos y no radiactivos, y la cobertura completa del riesgo de daños en caso de accidentes nucleares.
5. Imponer una separación patrimonial completa entre las empresas que poseen las redes de transporte y distribución y las que poseen las centrales de generación.