El catedrático ha expuesto que un motor eléctrico es, además, el doble de eficiente que uno de explosión o combustión, pues mientras el propulsor ecológico tiene un rendimiento superior al 80%, los convencionales se quedan en el 30 o 40% de rendimiento.
Emilio Larrodé ha sido muy crítico con la tendencia consumista de los últimos años, que ha llevado a una gran parte de la población a derrochar energía (y a la postre, dinero) de forma indiscriminada. De hecho, ha señalado que "es ilógico utilizar un gran todo terreno para ir de compras por la ciudad, y sin embargo se hace" ya que en momentos de buena salud económica "no se tiene en cuenta el consumo y el uso del vehículo". Para Larrodé el problema viene cuando la situación es de crisis, pues es un momento "donde hay que ajustar mejor el rendimiento al consumo".
Precisamente en momentos de situación económica desfavorable y contención del gasto es cuando más hay que apostar por el coche eléctrico. El uso a corto plazo será eminentemente urbano, ya sea con vehículos privados o pequeños comerciales, y además de no agredir el medio ambiente será mucho más económico.