El principal problema para el gobernador es la lentitud para enviar ayuda en la lucha contra el vertido de crudo, al afirmar que "los recursos necesarios para proteger nuestra costa aún no han llegado". "El crudo se asienta y espera a ser limpiado, pero cada día que pasa más y más pantanos mueren", ha añadido Jindal.
El gobernador de Luisiana ha afirmado que la solución, al menos a corto plazo, es el traspaso de competencias de la Guardia Costera de los Estados Unidos a las entidades locales, conocedoras del terreno, para realizar una limpieza más eficaz y acotada. Actualmente el crudo ha contaminado una superficie de 100km de costa de Luisiana, cuyos ecosistemas son de un valor incalculable y de gran fragilidad.
Por su parte, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha continuado culpando directa y exclusivamente a BP por el desastre ecológico. Obama también ha señalado que en el futuro se mirarán con lupa las posibles perforaciones marinas, y sólo se aceptará la explotación siempre y cuando éstas garanticen una seguridad total. El presidente ha hecho además un aviso para el futuro al afirmar que "seguiremos haciendo responsables a las compañías relevantes no sólo por no dar explicaciones ni ser transparentes sobre los hechos, sino por frenarlo, reparar el daño que provoca y compensar a los estadounidenses afectados".