Según publica `El Economista´, la técnica consiste en la deshidratación mediante calor producido por el butano o el propano de la maleza, de tal manera que al eliminar la "competencia" del cultivo las plantas útiles reciben de forma más eficiente el agua, el sol y los nutrientes necesarios para crecer de forma óptima. Además el coste se reduciría un 70% respecto al deshojado manual de los campos, medida clásica y hasta ahora más utilizada.
Eliminando malas hierbas se eliminan también plagas de insectos asociados a esta vegetación, y por consiguiente se evita la utilización de productos químicos, aunque algunos de estos estén permitidos, y sobretodo de aquellos prohibidos en agricultura ecológica. Además, limitando el uso de insecticidas se reducen las emisiones perjudiciales para la salud y el medio ambiente. Repsol argumenta además que el propano es un gas inocuo con la naturaleza, y por tanto totalmente compatible con los parámetros de la agricultura ecológica.