Aproximadamente el 30% de las personas con discapacidad no puede participar en actividades relacionadas con la cultura, según datos procedentes del INE. Pero este porcentaje se reduce considerablemente si se toma en cuenta a aquellas personas que desean desarrollar su talento en el ámbito artístico. “Así nace la idea de nuestra Fundación para desarrollar e impulsar estos instrumentos tecnológicos”, señaló Cristian Rovira, presidente de la Fundación SIFU.
Esta entidad sin ánimo de lucro se fundó en 2006 con el objetivo de promover y fomentar la integración e inclusión laboral de las personas con discapacidad y con especiales dificultades de inserción. Fuentes de la organización la consideran “el alma” del Grupo SIFU, ya que dicen que “encarna a la perfección los valores que dieron lugar y forjaron la compañía”.
Uno de los proyectos centrales que desarrolla la Fundación SIFU es el programa de “Becas SuperArte” consistente en promover la creatividad artística para las personas con discapacidad en un marco de igualdad de oportunidades. Este programa contempla tres tipos de becas: las que se destinan a la formación superior o universitaria de artistas que quieren dedicarse a la música y la danza de forma profesional; las de enseñanzas elementales y profesionales de música o danza que se orientan para el desarrollo personal; y una nueva categoría que se destina a proyectos de innovación tecnológica aplicada a la música o la danza que facilitan el crecimiento artístico de las personas con discapacidad. En definitiva, arte y tecnología unidas en favor del talento inclusivo.
El evento, conducido por Oriol Saña, músico y director artístico de la Fundación SIFU, giró en torno a la presentación de tres proyectos becados de innovación tecnológica, así como a sus distintos intérpretes: “Queremos que haya más músicos en el mundo y por eso hemos organizado esta ponencia. A través de nuestra experiencia en las galas “SuperArte”, tenemos que inventarnos instrumentos para que músicos y artistas con discapacidad puedan desarrollar su parte artística y expresarse a través de la música”, declaró Saña a CompromisoRSE.
Sobre el papel que juega la tecnología en la inclusión de estas personas, este director artístico afirmó que “gracias al avance tecnológico pueden expresarse. Una persona con parálisis cerebral hace cinco años no podía componer porque no puede mover el cuerpo ni hablar, solo un poco la cabeza y los ojos. Por ello, nos lanzamos a intentar que estas personas puedan interactuar con otras que no tienen discapacidad y que, si quieren componer música, puedan hacerlo”.
Uno de estos instrumentos es el EyeHarp, el primer instrumento que se trabaja con la mirada y posibilita que una persona con discapacidad cerebral pueda expresarse artísticamente. “Mira y suena. Y ahí es donde reside la magia. Pero queremos ir más allá. Si después de hacer la música, toda esta tecnología la podemos aplicar en su día a día y lograr una inserción laboral, aunque sea del 1%, y que a través de la vista puedan trabajar con el Office, habremos conseguido que haya más músicos en el mundo porque las personas con parálisis cerebral podrán insertarse en el mundo laboral”, afirmó Saña.
La Fundación SIFU carece de targets. No importa ni el tipo de discapacidad físico-psíquica ni la edad. El siguiente paso de este camino inclusivo para estas personas con discapacidad, inmersas en su aprendizaje musical, según expone este director artístico, es la atención por parte del Gobierno: “Queremos dirigirnos a la Administración Pública para poder llegar a las escuelas de música. También necesitamos que la tecnología nos ayude un poco más. No tenemos escenarios ni teatros accesibles, aunque siempre te dicen que hay una parte reservada para personas con sillas de ruedas. Yo me refiero a que los artistas puedan subir al escenario. En Gran Vía, no podemos actuar porque no hay ningún escenario accesible. Muchos de nuestros músicos van en sillas de ruedas y otros tienen discapacidad física y no podemos actuar”.
Por ello, Saña reiteró la necesidad de “hacer una sociedad más inclusiva. Lo suyo sería que esta palabra no la tuviéramos que emplear. Hay que concienciar a la sociedad y empezar a hacerlo desde las escuelas”.
Joel Bueno es un joven alegre de 16 años que acabará cuarto de la ESO en 2024. CompromisoRSE estuvo con él antes de su actuación para preguntarle qué siente cuando interpreta música con el EyeHarp: “Me siento feliz porque cada vez que hago un concierto es espectacular”. El empleo de este instrumento también ayuda a Joel en su vida diaria y así lo reconoció: “Para mí tocar el EyeHarp es una manera de expresarme y divertirme”. Y cuestionado sobre cómo le ayuda este instrumento a divertirse, comentó que “sí me ayuda porque puedo tocar con mis amigos y me hace muy feliz”.
También pudimos conversar con su padre, Jordi Bueno, quien expuso que la parálisis cerebral de Joel se debió a una negligencia médica en su parto: “Al principio te sientes en un bucle, pero se van abriendo ventanas. Joel tiene unos hermanos mayores que interpretaban música y un día nos dijo que también quería estudiar. Nos fuimos a la Escuela de Música y nos dijeron que no lo veían posible. Joel tiene un nivel auditivo muy alto. Desde pequeño siempre ha mostrado sus capacidades en la escuela ordinaria, pero interpretar un instrumento lo veíamos complicado”.
Una lectura en el diario de la Universidad Pompeu Fabra donde se informaba de un joven que cursaba un máster de postgrado de tecnología musical como final de carrera, tocando un instrumento con la mirada, le insufló un gran optimismo a Jordi: “Eso fue un domingo, el lunes llamamos, el martes nos conocimos y hasta hoy hace siete años. El instrumento era un proyecto del que Joel ha formado parte de su desarrollo hasta su configuración actual. Cuando una persona con una afectación cerebral importante se pone al frente de este instrumento, no necesita ayuda de nadie. Es un instrumento musical modulable y en constante evolución. Ahora estamos en su aprendizaje musical y esto acaba de empezar porque quiere estudiar la carrera superior de música. Puede ser la primera persona con una afectación motriz con el EyeHarp que realice un grado superior o profesional de música que nadie ha hecho. Esto supone abrir barreras a mucha gente”.
En este evento Joel interpretó solo con el EyeHarp el tema Every breath you take, del grupo musical The Police. Los otros instrumentos tecnológicos presentados fueron el Oxi One, interpretado por el Dj Paskal Kleiman que emplea sus pies; y el Travel Sax, un saxo mini adaptado para tocar con una mano, interpretado por Arnau Pozas. Al final, Joel interpretó con ellos y el becado pianista invidente Pol Oñate, el tema I can’t help falling in love, de Elvis Presley.