Uno de esos proyectos es el programa de Becas SuperArte, que este año cumple su cuarta edición y continúa con su labor de promover la creatividad artística en un marco de igualdad de oportunidades. En total, doce músicos y tres bailarines van a recibir este año una ayuda económica para impulsar su desarrollo artístico y su aprendizaje.
Uno de ellos es Èric Díaz, un joven violonchelista que, con solo 3 años, fue diagnosticado de TEA (Trastorno del Espectro Autista) y que encontró en la música una forma única para expresar sus emociones.
Gracias a la Fundación, Èric puede presumir de haber tocado en el Liceu de Barcelona o en el Teatro Real de Madrid. “Cuando toco ante el público, al principio es difícil, porque me cuesta mirar a la gente”, explica Èric. “Siento un poco de presión, pero cuando ves tanta gente te sientes orgulloso de ver hasta dónde has llegado y dónde estás tocando”.
Y es que la clave de este proyecto es acompañar a los artistas hasta donde ellos se propongan, ayudándolos a realizar estudios de profesionalización o especialización.
“El programa de Becas SuperArte es uno de nuestros proyectos más ilusionantes, porque permite a jóvenes de toda España impulsar su talento”, afirma Cristian Rovira, presidente de Fundación Grupo SIFU.
La entidad entrega tres tipos de becas: las destinadas a la formación de artistas que desean dedicarse a la música y la danza de forma profesional, las orientadas a personas cuyo objetivo es seguir creciendo como artistas a modo de realización personal y, por último, una nueva categoría destinada a proyectos de innovación tecnológica que facilitan el crecimiento artístico de las personas con discapacidad. Arte y tecnología fusionados en favor del talento sin barreras.
Uno de esos proyectos becados por la Fundación SIFU es el Eyeharp, un instrumento que se toca con la mirada y que ha permitido a su beneficiario principal, Joel Bueno, cumplir el sueño que tenía desde pequeño: ser músico.
En un principio, parecía que Joel no iba a tenerlo fácil, ya que tiene una tetraparesia espástica que afecta a su movilidad y lenguaje verbal. Pero sus padres no se rindieron, buscaron la manera de hacerlo posible y encontraron el Eyeharp.
Como explica el padre de Joel, Jordi Bueno, este proyecto les brindó “una oportunidad maravillosa” de poder hacer realidad el sueño de su hijo. Pero no solo eso. Ahora, Joel también tiene la oportunidad de participar en formaciones artísticas e interactuar con otros músicos, alcanzando así “la plena inclusión social”. “Las barreras arquitectónicas son muy importantes, pero la social está oculta y es la más dura”, explica el padre de Joel.
La Fundación trabaja en cada proyecto para derribar esa barrera oculta. Además de las Becas SuperArte, también entrega las Becas Desafíate, cuyo objetivo es dar visibilidad a deportistas con diversidad funcional y ayudarlos a cumplir sus retos.
Para incidir aún más en la plena integración de las personas con discapacidad, la entidad dispone de toda un área de integración sociolaboral y realiza acciones de sensibilización como testimoniales, exposiciones o La Gala más IN, el evento cultural inclusivo más grande de Europa.
En esta cuarta edición, un total de quince intérpretes han visto reconocida su trayectoria artística.
En el campo musical, han sido Andrea Jayme (canto y percusión), Rosa Coma (canto y violonchelo), Ana Rayen Defríes (viento metal y percusión), Álex Turu (violonchelo, piano y acordeón), Asier Mediavilla (violonchelo), Guillem León (piano), Aarón Moratón (violín), Jesús David Sánchez (piano), Nieves López (canto y producción musical), Arnau Pozas (saxo), Néstor Díez (flauta travesera y piano) y Èric Díaz (violonchelo).
Por su parte, en el campo de la danza los beneficiarios han sido Iván Buendía (danza clásica, contemporánea, aérea y teatro musical), Anais Vinuesa (flamenco, danza moderna y contemporánea) y María Dolores García (flamenco).