Reportaje > 16/07/2021

Objetivo: descarbonización de la economía

Probablemente Europa ha perdido la batalla de la digitalización, pues solo dos de las grandes compañías mundiales de este sector están basadas en Europa, pero frente a las grandes economías como China y Estados Unidos, todavía puede ganar la batalla medioambiental. Concretamente, Europa se ha marcado el objetivo de ser neutra en carbón en el horizonte del 2050 y muestra de ello es la “avalancha” legislativa que ha puesto en marcha. Solo en 2020 ha emitido más de 500 iniciativas que legislan las actuaciones medioambientales de las empresas que operan en los Estados miembro. El objetivo es claro: alcanzar las cero emisiones en 2050. Y, en la consecución de este ambicioso objetivo, empresas y ciudadanos tienen un importante papel a jugar.

El 28 de noviembre de 2018, la Comisión Europea presentó su visión estratégica a largo plazo para una economía próspera, moderna, competitiva y neutra desde el punto de vista del clima de aquí a 2050. “La estrategia muestra cómo Europa puede liderar el camino hacia la neutralidad climática mediante la inversión en soluciones tecnológicas realistas, la capacitación de los ciudadanos y la armonización de la acción en ámbitos clave como la política industrial, la financiación o la investigación, garantizando al mismo tiempo la justicia social para una transición justa”.


En diciembre de 2020, la UE presentó sus contribuciones determinadas a nivel nacional actualizadas y mejoradas, con el objetivo de reducir las emisiones en al menos un 55% de aquí a 2030 con respecto a los niveles de 1990, así como información para facilitar la claridad, la transparencia y la comprensión de las contribuciones determinadas a nivel nacional. La UE y sus Estados miembros, actuando conjuntamente, se han comprometido a alcanzar un objetivo vinculante de reducción interna neta de al menos el 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 con respecto a los niveles de 1990.


Para limitar el calentamiento global a menos de 2ºC para 2050 y cumplir con el compromiso asumido en el Acuerdo de París sobre el cambio climático, debemos reducir las emisiones de dióxido de carbono rápidamente. “Lograr este ambicioso objetivo solo será posible si todos los grupos de interés trabajamos juntos y aceptamos este desafío como una oportunidad para impulsar la innovación y explorar ideas de futuro. En este marco, las grandes empresas tenemos una gran responsabilidad y, además, podemos actuar como rol en el tejido empresarial. En Henkel, nuestra estrategia de sostenibilidad incluye, desde hace años, la contribución a la protección del clima como uno de nuestros objetivos principales. Por eso, nos hemos marcado el ambicioso objetivo de ser una empresa 100% positiva para el clima en 2040, es decir, diez años antes de lo establecido en el Acuerdo de París”, asegura la directora de Comunicación Corporativa de Henkel Ibérica, Elisenda Ballester.


“2020 ha puesto más de relieve que nunca los riesgos que genera la contaminación atmosférica. Según datos de la OMS, entre 7 y 8 millones de personas mueren por la contaminación del aire cada año en el mundo. Un estudio publicado en 2003 mostraba cómo los pacientes afectados por SARS (un virus similar al causante de la COVID-19) tenían hasta un 84% más de probabilidades de morir si vivían en zonas con elevada contaminación. Estos datos muestran lo esencial que es reducir las emisiones y fomentar espacios verdes en los entornos urbanos que contribuyan a la mejora de la salud del planeta. Diversos estudios demuestran que vivir cerca de zonas verdes reduce la mortalidad causada por enfermedades cardiovasculares y respiratorias y tiene un impacto positivo en el sistema inmunológico y en la salud mental”, explica Yolanda Erburu, Chief Sustainability & Corporate Affairs Officer y directora general de Fundación Sanitas. A lo que Charo Saavedra, Sustainable Development Manager de Danone, añade: “Debemos avanzar hacia un modelo de alimentación saludable, sostenible e inclusivo. No hay planeta B. Algo tiene que cambiar si queremos garantizar la viabilidad de los recursos naturales y proteger el medio ambiente”. 


Dos formas de reducción 


La mitigación de emisiones y la compensación cuando ya no es posible alcanzar una mayor reducción son las dos principales estrategias que las empresas utilizan para conseguir su neutralidad en carbono. Un claro ejemplo de la combinación de estas dos estrategias lo encontramos en el Plan Director de RSC de El Corte Inglés que tal y como comenta su responsable de Medio Ambiente, Francisco Núñez, define dos líneas claramente diferenciadas. “Por un lado, la mitigación a través de la compra de energía certificada con garantía de origen cero emisiones en un 100% en España y un 55% en Portugal. Trabajamos también en la reducción de consumos eléctricos y en la mejora de nuestra flota subcontratada, así como en la consolidación de rutas y optimización de medios de transporte. Y, por otro, la compensación. Ya en otras ocasiones hemos llevado a cabo la compensación de la huella global de algunos centros como Castellana y Campo de las Naciones, ambos en Madrid”.


El sector energético, gran papel a jugar


Año tras año, y gracias al impulso de las energías renovables, el volumen de emisiones del sector de la energía en España disminuye gradualmente. Muestra de ello es que, según un estudio de Red Eléctrica de España, en los últimos cinco años, se ha reducido en 30 millones el volumen de toneladas de CO2 equivalente.


Consciente del importante papel que juegan en este ámbito, Naturgy está comprometida con la descarbonización de la economía y, por ello, quiere ser neutral en emisiones netas de CO2 en 2050. “Los resultados conseguidos desde que aprobáramos el Plan Estratégico 2018-2022 avalan este compromiso. Hasta el año 2020 inclusive, en cuanto a las emisiones absolutas directas hemos logrado una reducción del 30% y nuestra huella de carbono total también se ha reducido en más de un 15% respecto a 2017”, explica la directora de Medio Ambiente y Responsabilidad Social de Naturgy, Nuria Rodríguez Peinado.


Para lograrlo, el Plan Estratégico de Naturgy establece tres líneas de acción para acelerar la reducción de emisiones. “En primer lugar, cerrar nuestras centrales de carbón, en 2020 se ha clausurado la última instalación. En segundo lugar, apostar claramente por la generación renovable. En los últimos tres años hemos aumentado un 30% nuestra generación renovable.  Por último, hemos apostado por el desarrollo del gas renovable y del hidrógeno verde. Ejemplo de ello es que pusimos en marcha la primera instalación de inyección de gas renovable en la red de distribución de gas en España en 2019, utilizando aguas residuales para generar biometano”, añade Nuria Rodríguez.


Por su parte, Enagás aborda su estrategia de descarbonización en línea con la jerarquía de mitigación, es decir, priorizando la implantación de medidas con mayor impacto en sus emisiones y compensando posteriormente aquellas emisiones que técnicamente no es posible reducir. En este sentido, la gerente de Sostenibilidad y Medio Ambiente de Enagás, Elena Blanco, comenta que “las medidas que tenemos planificadas se basan en la mejora de la eficiencia operativa con nuevas tecnologías y en la utilización de gas de origen renovable y en la electrificación”. Y añade: “Además, nuestro enfoque de descarbonización tiene un efecto exponencial, al contribuir a la reducción de emisiones de terceros en los ámbitos de gases renovables y nuevos usos del gas natural. Por un lado, los gases renovables permitirán una progresiva descarbonización del mix eléctrico actual. Asimismo, las infraestructuras existentes están preparadas para el transporte de hidrógeno, ganando en competitividad económica y con un impacto ambiental menor al aprovechar lo ya construido. Adicionalmente, el impulso de nuevos usos del gas natural en movilidad (transporte marítimo y ferroviario) contribuirá significativamente a la descarbonización, como alternativa sostenible en transporte pesado para los próximos años”.


Finalmente, Repsol ambiciona liderar la transición energética. “En ella tiene cabida tanto la generación renovable, que tendrá un peso cada vez más importante en el portafolio de la compañía –con 15GW  en 2030– (según la Asociación Empresarial Eólica, en 2020 Repsol fue la compañía que más potencia eólica instaló en España); como también apostando por la economía circular, ecocombustibles –biocombustibles y combustibles sintéticos–, produciendo hidrógeno renovable con tecnología de fotoelectrocatálisis o a partir del biogás obtenido del tratamiento de residuos urbanos y usando  técnicas de captura y uso de CO2, transformando, para ello, sus centros industriales en hubs multienergéticos, cada vez más eficientes. Y también con petróleo y gas natural producidos cada vez con menos huella de CO2 gracias a las tecnologías de captura, uso y almacenamiento de CO2 que hoy en día ya se están analizando, desarrollando y poniendo en marcha, porque el refino de petróleo es, primero, un mercado mundial y, segundo, va mucho más allá de los combustibles para automóviles: será necesario aún durante décadas para fabricar materiales seguros y ligeros para la automoción, para que los coches eléctricos, o los aviones, pesen menos; aislantes para que los edificios consuman menos energía, fibras, tuberías o cables para las infraestructuras, o productos para la sanidad, que nos protegen en una situación de pandemia como la actual. Asimismo, junto a la energía renovable, el gas natural es un gran aliado en la descarbonización de plantas de generación eléctrica con carbón -en la que Repsol no está, como tampoco en la nuclear-, que siguen abriéndose en el mundo”, comentan fuentes corporativas de Repsol.



Compra de energía verde y energías alternativas


“Dado que nuestra principal actividad está asociada al uso de energía eléctrica y gas en nuestros edificios de oficinas -comenta Mario Cabezos, gerente de Facility Management, Prevención y Medio Ambiente de Mutua Madrileña-, hemos priorizado las acciones de reducción de emisiones a través de la reducción de la demanda energética asociada a nuestra actividad. Esto lo hacemos optimizando el control operacional, involucrando a todos los usuarios y realizando las inversiones necesarias para conseguir ser más eficientes en el uso de la energía”. Además, la compañía aseguradora ya “ha puesto en marcha más de 475 medidas de ahorro y eficiencia energética en nuestros edificios que, desde la implantación del sistema, han supuesto una reducción de consumo eléctrico en torno al 25% y 20% de gas natural. Por otro lado, continuamos con un sistema ‘residuo cero’ que evita que lleguen al vertedero los residuos orgánicos mediante procesos de biometanización y compostaje”.


Por su parte, entre los hitos que se ha marcado Henkel destacan “la reducción de nuestra huella de carbono de nuestros centros de producción en un 65% para el 2025 y en un 75% para 2030 (tomando como año base el 2010). Para conseguirlo estamos mejorando continuamente nuestra eficiencia energética, hasta obtener el 100% de la electricidad que utilizamos de fuentes renovables. Además, también estamos trabajando para sustituir los restantes combustibles fósiles utilizados en nuestra producción por alternativas neutras para el clima, como el biogás o el gas obtenido de la conversión del CO2. Asimismo, también pretendemos suministrar a terceros el excedente de energía libre de carbono no utilizamos; al hacerlo, evitaremos las emisiones de nuestras propias actividades y también permitiremos que terceras partes eviten posibles emisiones utilizando energía limpia. Suministrar a otros esta energía significa que nuestras operaciones serán 100% positivas para el clima”, añade Elisenda Ballester.


Globalmente, en Bayer se ha fijado reducir sus emisiones de Alcance 1 y 2 en un 42% hasta finales de 2029 en comparación con su línea base de 2019. Para lograrlo, “combinaremos medidas y un cambio a tecnologías climáticamente neutras, como la energía geotérmica para calefacción y refrigeración y un cambio a electricidad comprada al 100% de fuentes renovables. Es nuestro camino para volverse climáticamente neutro para 2030 en nuestras propias operaciones”, comenta el responsable de Asuntos Públicos y Sostenibilidad en el área de CROP Science de Bayer, Richard Borreani. Adicionalmente, en España, la compañía ha alcanzado un acuerdo con su proveedor de energía que “nos ha permitido reducir en un 46% nuestras emisiones gracias a la utilización de energía renovables en todos nuestros centros en el país”, añade Richard Borreani.


Paralelamente, con el objetivo de avanzar en su objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero responsables del cambio climático, la estrategia principal de Agbar se basa en tres acciones: compra de energía verde, generación de energía renovable y eficiencia energética. Tal y como explica la directora de Desarrollo Sostenible y Equidad de Agbar, Dulcinea Meijide, “en nuestro compromiso por luchar contra el cambio climático y avanzar hacia una transición energética del planeta, no solo buscamos incrementar la generación de energías renovables, sino que también promovemos un cambio de modelo energético a escala nacional, mediante el consumo de energía verde con garantías de origen (GdO), que acreditan que la electricidad ha sido producida a partir de fuentes renovables”. 



Por su parte, la directora ejecutiva de Policy de MSD en España, Cristina Nadal, afirma que, para lograr la neutralidad de carbono en sus operaciones, apostarán por “la innovación continua, aplicando estándares de construcción sostenible y continuando con la transición para dejar de usar combustibles fósiles. Las emisiones directas o de Alcance 1 restantes se compensarán cada año con una cartera de créditos de carbono de alta calidad, que incluyen la eliminación del carbono”. Y añade que, en cuanto al objetivo establecido de que el 100% de la electricidad que compra sea renovable, “la compañía ha firmado tres nuevos acuerdos de compra de energía virtual (VPPA) para proyectos de energía a gran escala con sede en Texas y España. Estos proyectos comprenderán aproximadamente el 35% de las emisiones de alcance 2 de MSD, al añadir colectivamente 145 megavatios (MW) de energía solar y eólica a la red. MSD firmó previamente un VPPA eólico en EE. UU. en 2018, que ha añadido 60 MW de nueva capacidad de energía renovable, al tiempo que proporciona a MSD los créditos de energía renovable asociados”.


También Nestlé está reduciendo el impacto medioambiental en sus diez fábricas españolas, “mejorando la eficiencia energética y apostando por la energía renovable con la instalación de parques solares fotovoltaicos, como el que se está construyendo en la fábrica de café tostado de Nestlé en Reus, o el funcionamiento de calderas de biomasa, como la construida en la fábrica de café soluble y bebidas en cápsulas monodosis de Girona, que utiliza el poso del café que se obtiene durante la fabricación de café soluble como biocombustible para la generación de energía en forma de vapor. Asimismo, el centro de producción de Nestlé en La Penilla (Cantabria) contará el próximo año también con una caldera de biomasa que se caracteriza por utilizar la cascarilla de cacao como materia prima para la producción de energía verde”, explica el responsable de Sostenibilidad de Nestlé España, Arnau Pi


Logística y movilidad sostenible


El transporte también es responsable gran parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y, ahí, las empresas de distribución y logística tienen una responsabilidad en este ámbito. Por ello, el sector se esfuerza por reducir el impacto ambiental de su cadena logística impulsando soluciones cada vez más sostenibles y eficientes. Es el caso de Leroy Merlin que, entre otras acciones, “forma parte de Lean&Green (plataforma de colaboración, impulsada por AECOC, que tiene como objetivo ayudar a las empresas de todos los sectores a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de las actividades logísticas) y se ha comprometido a reducir un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero de sus procesos logísticos en el periodo 2019-2024”, comenta Susana Posada, responsable de Comunicación Institucional y Negocio Responsable de Leroy Merlin


En el sector de la alimentación y bebidas, Pascual también ha realizado un importante esfuerzo en su gestión logística con la modernización de la flota de camiones de camiones de largo y corto recorrido. Tal y como explica su director de Personas, Calidad y Gestión Ética, Responsable y Excelente, Joseba Arano, “los resultados de los planes de reducción de emisiones de Huella de Carbono han sido avalados por la concesión de ‘1 estrella’ de la iniciativa Lean&Green. A través de la verificación de los datos por una tercera entidad independiente, el Grupo Pascual ha demostrado una reducción del 20%, en el periodo 2015.2019, de la Huella de Carbono asociada a la actividad logística de distribución de mercancías”.


Cofares, como distribuidora farmacéutica, también concentra gran parte de sus esfuerzos en la conversión de sus flotas. En este sentido, la responsable de Comunicación Interna y RSE de Cofares, Luz Álvarez Espiga, destaca que, para logar sus objetivos de reducción, “transformaremos el 30% de nuestra flota urbana a vehículos 100% eléctricos, lo que supondrá un 20% de las rutas. Es una iniciativa pionera en el sector de la distribución de medicamentos para la reducción de las emisiones de CO2 en zonas de alerta ambiental, como las áreas centrales de las grandes ciudades.  El proyecto de transformación del parque móvil tiene como objetivo lograr la transformación integral de la logística farmacéutica, tanto en términos de sustitución de la flota actual por una flota eléctrica y sostenible, como en un aumento de la calidad de los servicios logísticos prestados a la red de oficinas de farmacias, derivado de la innovación a través de la implementación de herramientas tecnológicas que permiten un mejor control y mayor visibilidad de la operativa”.


En la misma línea trabaja Lilly que, para reducir las emisiones directas, “ha trabajado en una serie de medidas para la flota de vehículos que usan los empleados de Lilly, fundamentalmente de la red de ventas. Estas medidas pasan por una renovación paulatina de los vehículos hacia vehículos más sostenibles y eficientes y por prácticas que aseguren una conducción eficiente. Aparte de lo anterior, cabe apuntar que en las instalaciones de Lilly en Alcobendas (Madrid), contamos con un Equipo de Energía, desde donde se controlan los consumos y se gestionan los diferentes proyectos con impacto energético, desde su propuesta a su ejecución. Además, para la compra de equipos nuevos o renovaciones se opta por equipos energéticamente eficientes”, comenta Teresa Millán, directora de Asuntos Corporativos y RSE de Lilly España. Además, Lilly se ha comprometido a establecer una gestión eficiente de las actividades, sobre todo en lo que se refiera a la optimización de las operaciones de transporte, compra de materiales de fuentes certificadas o el uso de materiales reciclados (especialmente papel y cartón) cuando técnicamente sea posible.



Por su parte, Correos también trabaja en un programa propio de movilidad sostenible. Tal y como comenta Elena Fernández, subdirectora de Asuntos Internacionales y Sostenibilidad de Correos, “bajo este marco estamos agrupando todos los proyectos que harán que nuestra movilidad sea baja en carbono, asegurando el cumplimiento del objetivo a un mínimo coste. Entre las medidas principales que estamos implantando cabe citar la electrificación de la flota (incremento progresivo de VE), potenciar con VMP el reparto a pie (en fase pruebas con MOOEVO), y el plan de movilidad sostenible de empleados”. Y añade: “Estamos al comienzo de la 3ª generación de objetivos de reducción con una ambición incrementada. Preparando y armonizando las principales líneas de acción que desarrollaremos en estos próximos años para alcanzar los objetivos que nos hemos marcado. De hecho, recientemente nos han reconocido como líderes europeos en el ranking Europe’s Climate Leaders, elaborado por Financial Times y Statista. Correos aparece entre una de las 30 empresas españolas seleccionadas por su reducción de emisiones básicas”.


Cambios de hábitos de los empleados


Otra forma de reducir las emisiones generadas en las empresas es propiciando un cambio de hábitos de los profesionales. La COVID-19 ha demostrado que muchos trabajos se pueden hacer en remoto e incluso muchas reuniones que antes nos parecían imposibles que no fueran presenciales, se pueden realizar a través de una pantalla con la misma efectividad y resultados. De hecho, un estudio realizado por Carbon Trust y encargado por el Instituto Vodafone para la Sociedad y la Comunicación, pone de manifiesto que España podría ahorrar hasta 3,9 millones de toneladas de CO2e al año en el futuro gracias al teletrabajo. Por cada empleado que teletrabaje, se ahorrarían 599 kg de CO2e. El estudio asume que, en el futuro, alrededor de 6,52 millones de puestos de trabajo (34%) en España se podrán realizar en remoto y que la media de días de teletrabajo por semana ascenderá a 2,8.


Ante esta realidad, Accenture “ha empezado por reducir nuestras emisiones utilizando energías renovables en nuestras oficinas, convenciendo a nuestros principales proveedores de que reduzcan sus emisiones y preparando a nuestros profesionales para que piensen en el cambio climático antes de viajar. Además, invertiremos en soluciones basadas en la naturaleza para compensar las emisiones de carbono que no podamos reducir”, comenta la directora de Consultoría Responsable y de la Fundación Accenture, Ana Millán. Entre las medidas que se impulsan actualmente desde Accenture España destaca el impulso de la movilidad verde en los viajes de sus profesionales, el fomento del uso de las tecnologías colaborativas, así como la apuesta por el teletrabajo. “Durante 2020, hemos evitado la emisión de casi 11.500 toneladas de CO2 y el recorrido de más de 81 millones de kilómetros. Estas cifras muestran un incremento considerable respecto al año anterior y es que, durante el año 2020, el porcentaje de plantilla que teletrabajaba pasó del 25% al 92%”, recuerda Ana Millán.


Socios y proveedores


Más allá de las emisiones directas, las empresas también se vuelcan en trabajar para que toda su cadena de valor trabaje teniendo presente sus objetivos de reducción de emisiones. Así, por ejemplo, Richard Borreani, de Bayer, comenta que “estamos trabajando con los agricultores para reducir la huella ecológica de la agricultura, que actualmente representa alrededor del 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo, utilizando métodos respetuosos con el clima y el medio ambiente, como la agricultura de conservación y el uso de soluciones digitales, para reducir las emisiones de CO2”.


Danone, por su parte, ha adquirido el compromiso a nivel global de reducir sus emisiones en un 50% para 2030, y ser neutros en carbono en 2050, un objetivo que en la división de Aguas Danone se adelantará a 2025. “Con este propósito en mente, para la obtención de la leche con la que se elaboran nuestros yogures, apostamos por un modelo de granjas familiares de proximidad y en las que además se llevan a cabo prácticas de agricultura regenerativa. También trabajamos con los ganaderos para introducir mejoras en la alimentación de las vacas e impulsar una gestión eficiente y responsable de la ganadería, con el fin de reducir las emisiones de CO2”, explica Charo Saavedra.


El principal eje de trabajo de Nestlé es reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero a la mitad en 2030 y alcanzar las Cero Emisiones Netas en 2050. “En línea con este objetivo, Nestlé avanza hacía la agricultura regenerativa, para conseguir unos suelos y tierras de cosecha más sanos que favorezcan la absorción de carbono. Así, en España seguimos trabajando en agricultura sostenible con el programa ‘Solís Responsable’. En colaboración con los agricultores de tomate de las Vegas del Guadiana, se implementan medidas para minimizar el consumo de agua, el control natural de plagas y la reducción de fertilizantes y pesticidas, siempre manteniendo o mejorando la producción de los cultivos”, comenta Arnau Pi, de Nestlé España.


Henkel también involucra a sus socios y proveedores para alcanzar el compromiso de ser 100% positivos para el clima. Además, Elisenda Ballester, comenta que “ya hemos puesto en marcha numerosas iniciativas para aprovechar el amplio alcance de nuestras marcas y tecnologías, utilizadas a diario en millones de hogares y procesos industriales para ayudar a los consumidores a ahorrar emisiones. Y es que alrededor de dos tercios de la huella de carbono de nuestra compañía se genera con el uso de los productos. Tras haberles ayudado a ahorrar más de 55 millones de toneladas en el periodo de cinco años hasta 2020, la empresa continua con el foco puesto en alcanzar el objetivo de 100 millones de toneladas para 2025”.


Precisamente, en este sentido, y para lograr la reducción del 30% en las emisiones de alcance 3 para 2030, Cristina Nadal, de MSD en España, comenta que la compañía “continuará interactuando con sus proveedores para reducir sus emisiones, promover oportunidades para que los proveedores obtengan energía de fuentes renovables y utilizar los procesos de la cadena de suministro y adquisiciones existentes para impulsar estrategias adicionales”.


El papel de la financiación


En cuanto a las emisiones indirectas, los bancos, por su actividad, no son grandes emisores directos de CO2 en comparación con otros sectores (1,02% de las emisiones en Europa, según Eurostat). No obstante, el sector financiero puede jugar un papel clave en el reto de la descarbonización de la economía y en la consecución de los objetivos de reducción de emisiones marcados por Europa. Pues en función de las actividades y negocios a los que presten sus servicios financieros estos serán más o menos contaminantes.  En este sentido, el director de Sostenibilidad de Banco Santander, Federico Gómez, asegura que “en Banco Santander somos plenamente conscientes de que el cambio climático es una emergencia global y que, con 148 millones de clientes, tenemos la responsabilidad de impulsar la transición hacia una economía verde. Por eso, el pasado mes de febrero anunciamos nuestro objetivo de alcanzar las cero emisiones netas de carbono en todo el grupo en 2050 para apoyar los objetivos del Acuerdo de París; un objetivo que hemos fijado tanto para la actividad propia del grupo, que ya es 100% neutro en carbono desde finales de 2020, como para todas las emisiones de nuestros clientes, derivadas de cualquiera de los servicios de financiación, asesoramiento o inversión que ofrece el banco”.


Por su parte, BBVA se ha propuesto reducir el impacto de su actividad sobre el medio ambiente como parte de su estrategia para luchar contra el cambio climático e impulsar el desarrollo sostenible. Tal y como comenta el responsable de la Oficina Global de Sostenibilidad de BBVA, Ricardo Laiseca, “el compromiso Net Zero 2050 es un hito muy importante en nuestra estrategia de sostenibilidad. Hemos adoptado el compromiso de ser neutros en emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2050, teniendo en cuenta también las emisiones de los clientes a los que financiamos. Es un hito muy relevante que supone alinearnos con el escenario más ambicioso del Acuerdo de París; es decir, limitar el incremento de las temperaturas a 1,5ºC respecto a los niveles anteriores a la revolución industrial. Con ello, adelantamos en 20 años el escenario base del Acuerdo de París de 2ºC. Además, hemos dado un paso más con el anuncio de reducir a cero nuestra exposición a actividades relacionadas con el carbón antes de 2030 en los países desarrollados y antes de 2040 en el resto”. 


Además, Stefan Garcia-Petit Catoir, director de ESG Risks de CaixaBank, advierte que, en relación con la actividad crediticia, los objetivos de descarbonización derivados de los compromisos de la Net Zero Banking Alliance deben de fijarse en el cuarto trimestre de 2022. “Cualquier proceso de descarbonización debe pasar por una exclusión de las actividades más nocivas, un mayor impulso del negocio sostenible y, sobre todo, un proceso de engagement acompañando a nuestros clientes en la transición hacia una economía baja en carbono. En este sentido, la reciente creación de la Dirección de Sostenibilidad reafirma el compromiso de la entidad con la lucha contra el cambio climático”


Productos y clientes


La fabricación de productos más eficientes puede contribuir a la reducción de las emisiones de Alcance 3. Tal y como comenta la directora de Sostenibilidad para la Región Sur de Europa en Canon, Gema Escudero, “si analizamos las emisiones de CO2 del ciclo de vida de nuestros productos, la mayor parte se concentra durante la fase de uso de los mismos. De ahí que gran parte de nuestros esfuerzos vayan orientados al desarrollo de productos cada vez más eficientes”. Consciente de ello, la compañía, ha definido el Índice de emisiones de CO2 ligadas al ciclo de vida de sus productos y se ha marcado el objetivo global de reducirlo, de media, en un 3% anual. “Las medidas implantadas (la inversión en I+D+i juega un papel crucial aquí) han permitido, no sólo conseguir ese objetivo sino superarlo, situándonos en un promedio de reducción del 4,7% en el periodo 2008-2019 (esto supone una reducción acumulada de un 37,7%). Nuestro objetivo es mantener esta tendencia, lo que supondría una reducción de aproximadamente el 50% de las emisiones asociadas al ciclo de vida de nuestros productos para 2030”, afirma Gema Escudero.


Igualmente, Leroy Merlin es consciente de que puede contribuir a mejorar la sostenibilidad en el hogar y, por ello, cuenta con la gama Ecopciones, “una gama de soluciones sostenibles que contribuyen al ahorro de energía y a la protección del planeta y el medio ambiente, que incluyen productos para impulsar la eficiencia energética, democratizar el autoconsumo y la producción de energía renovable e impulsar la economía circular”, añade Susana Posada.


El sector alimentario no es ajeno a la emisión de emisiones derivadas del desperdicio alimentario. Por ello, Charo Saavedra, de Danone, explica que “recientemente hemos anunciado la transición de nuestros yogures a fecha de consumo preferente. Marcas como Danacol, Actimel y Alpro ya cuentan con este etiquetado y, de forma progresiva lo harán Vitalinea, Densia, Activia, Danonino, marca Danone y Oikos. En total, el 78% de los productos de Danone en España contarán con fecha de consumo preferente. El desperdicio de alimentos es responsable del 7% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Salvar del desperdicio 1 kg de yogur (8 unidades), evita 1,8 kg de emisiones de CO2, según datos de DanPrint, una herramienta interna que hemos desarrollado y que permite medir nuestra huella de carbono e identificar palancas de mejora.” 


Por su parte, Coca-Cola Europacific Partners presentó a finales de 2020 su nuevo Plan de Acción en Clima, que “establece el camino para convertirnos en una empresa Cero Emisiones para 2040. De esta manera, asumimos el compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en las cinco áreas de nuestra cadena de valor: envases, ingredientes, operaciones, transporte y equipos de frío”, comenta la directora de Responsabilidad Corporativa Iberia, Carmen Gómez-Acebo. A nivel de productos esta estrategia pasa por, entre otros aspectos, “seguir aumentando la cantidad de plástico reciclado (rPET) en nuestros envases, lo que nos permitirá reducir el 17% de la huella de carbono producida por este tipo de envases; vamos a continuar reduciendo el peso de nuestras latas de aluminio y otros envases. Unos envases más ligeros generan menor huella de carbono y hacen que su transporte sea más eficiente. Además, estamos invirtiendo e innovando en modelos de envases rellenables, dispensadores e, incluso, en modelos sin envase. Vamos a continuar asegurando que los equipos de frío sigan siendo libres de HFC (hidrofluorocarburos) y reemplazando los menos eficientes por modelos que sí lo sean. En cuanto al transporte, vamos a utilizar más vehículos eléctricos y que estos puedan ser cargados usando 100% de electricidad renovable. De hecho, vamos a continuar reduciendo el uso de energía en nuestras fábricas y que esta proceda de fuentes de energía renovables”, añade Carmen Gómez-Acebo.


Precisamente, Joseba Arano, de Pascual, también hace hincapié en el packaging de los productos que finalmente llegan a los hogares de los consumidores. Por ello, la compañía agroalimentaria está trabajando con envases y embalajes con un peso más reducido y con una mayor composición de materiales reciclados. Arano destaca en este punto “la extensión del uso de plástico reciclado en las botellas de nuestras marcas. En concreto, todas las botellas de Bezoya se fabricarán, este 2021, con plástico 100% reciclado (rPet). Por otra parte, el 100% de los envases en brik y etiquetas de papel de las marcas de la compañía cuentan con el sello FSC de sostenibilidad y las pajitas plástico de sus productos se sustituirán por pajitas de cartón".

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