Reportaje

Acción por el clima

CaixaBank reduce sus emisiones de gases de efecto invernadero un 75% en diez años

03/12/2019 Cada año, CaixaBank calcula los gases de efecto invernadero que ha emitido a la atmósfera, de manera directa o indirecta, al encender las luces de sus oficinas o usar sus ordenadores o equipos climáticos, a través del consumo de papel u otros materiales, con el transporte o los viajes de sus empleados, etc. En 2018, el total de emisiones de la entidad ascendió a 27.334 toneladas, un 21% menos que el año anterior. Esta reducción responde a una política activa de control de emisiones que ha logrado aminorarlas en un 75% desde 2009.

Una vez verificado el cálculo de su huella de carbono, CaixaBank compensa el 100% de estas emisiones a través del apoyo a varios proyectos escogidos por su elevado impacto social y ambiental. Este año, la entidad ha compensado las emisiones de 2018 a través de un proyecto ubicado en México, que consiste en generar energía limpia gracias al aprovechamiento de los desechos de las granjas porcinas de la zona de Sonora. Además, completa la compensación de CO2 a través de la reforestación de dos bosques ubicados en Montserrat (Barcelona) y Ejulve (Teruel), cuyos beneficios directos sobre el territorio se contabilizarán durante los próximos 40 años. Para CaixaBank, el cálculo y compensación de su huella de carbono es una herramienta de gestión clave para plasmar su compromiso con el medio ambiente y con una banca socialmente responsable. Además, la entidad es la única que contrata energía eléctrica proveniente en su totalidad de fuentes renovables.


Primeras tarjetas biodegradables

Paralelamente, la entidad financiera ha iniciado la comercialización de sus primeras tarjetas biodegradables, de las que prevé distribuir alrededor de 150.000 unidades al año. Se trata de un nuevo tipo de tarjeta que podrá adquirirse en cualquier oficina de la red de CaixaBank, siempre en la modalidad de tarjeta regalo. La llegada al mercado de este producto supone un importante avance de un plan específicamente diseñado para reducir el impacto medioambiental de las tarjetas de la entidad, un negocio del que CaixaBank es líder en España con un parque de 17,4 millones de tarjetas y una cuota de 23,38% por facturación. El plan incluye tanto la sustitución del material de fabricación de la gama de tarjetas regalo como un nuevo circuito de reciclaje de todo tipo de tarjetas. Estas tarjetas están fabricadas por un material biodegradable, compuesto principalmente por ácido poliláctico (PLA), un bioplástico que se obtiene a partir de almidón de maíz. El resto de componentes de la tarjeta son biomasa. El resultado es una tarjeta orgánica y biodegradable, más ecológica que el plástico tradicional. Además, tienen un proceso de fabricación distinto que reduce a la mitad la huella de carbono que provoca su fabricación y supone la reducción de prácticamente la mitad del CO2 emitido a la atmósfera: frente a unas emisiones de 30 kg de CO2 del PVC de los antiguos plásticos, se pasa a una huella de 15,5 kg por cada 1.000 tarjetas. Además, CaixaBank analiza continuamente materiales que ofrezcan una mayor durabilidad para reducir el número de sustituciones de tarjetas y así disminuir la huella de carbono. Para encontrar el material ecológico más adecuado, CaixaBank está testeando materiales alternativos al PVC actual de las tarjetas con chip y contactless. Una de las medidas recientes derivadas de este proceso de investigación es la implementación de unas bandas magnéticas con mayor resistencia a la desmagnetización, que es uno de los principales motivos de sustitución de tarjetas. La entidad financiera también apuesta por la digitalización de tarjetas ya que disminuyen el impacto medioambiental por el hecho de no tener que fabricar ni enviar una tarjeta de PVC al cliente y además, se aumentará la caducidad de las tarjetas de cinco a siete años.


Contribución a la economía circular

Por otro lado, CaixaBank ha instaurado un nuevo proceso para el reciclaje de todas sus tarjetas, tanto de las de material biodegradable como de los plásticos tradicionales. A partir de ahora, los clientes entregarán sus tarjetas caducadas en su oficina de referencia, que se encargará de activar el circuito de reciclaje establecido para cada uno de los modelos. En concreto, el procedimiento consiste en separar los distintos elementos de cada tarjeta (chip, banda magnética, plástico o material biodegradable) y distribuirlos por los canales adecuados para su posterior reciclaje.

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