31 entrevista Mónica Gálvez El informe “Desigualdad S.A.” asegura que, desde 2020, la fortuna conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha disparado un 114%, mientras que la riqueza en manos del 60% más pobre de la población ha disminuido. ¿Por qué este incremento de la desigualdad? Mientras millones de personas hacen malabares para llegar a fin de mes, el 1% de la población está formado por grandes fortunas que acumulan y acaparan riqueza y poder en cantidades ingentes. Desde principios de siglo, el 50% de población más pobre se ha beneficiado del 1% de la nueva riqueza generada hasta ahora, mientras que el 1% más rico se ha beneficiado del 50% y, entre 2019 y 2023, ha acaparado dos de cada tres euros de nueva riqueza. Con lo cual, la velocidad y la concentración de riqueza es cada vez mayor.Y, hoy en día, acumular riqueza se traduce en poder, porque esas personas tienen la capacidad de incidir en los gobiernos para que esos marcos legales les beneficien. La FAO señala que casi un 10% de la población mundial pasó hambre en 2022 y una de cada tres personas sufre inseguridad alimentaria moderada o grave. ¿Por qué es tan difícil erradicar la pobreza? Esta situación tiene que ver con el impacto de la crisis climática. Por ejemplo, en África los niveles de hambruna se han disparado después de seis temporadas sin lluvias. También está relacionada con la coyuntura del conflicto de Ucrania y los elevados niveles de dependencia de importación de grano y cereal. En muchos países africanos, el nivel de dependencia se sitúa entre el 70% y el 90% y ello ha provocado una importante desinversión pública en agricultura local. Y, finalmente, está muy relacionado con los precios disparados de los alimentos en muchos países, a consecuencia de la especulación. A modo de ejemplo, mientras en España se han disparado los precios y la gran mayoría de las familias tiene que absorber inflaciones de dos dígitos, en 2021 y 2022 una empresa como Cargill, que controla el 70% del mercado global alimentario, batió sus récords históricos de beneficios. En su opinión, ¿qué papel deberían jugar los gobiernos ante este escenario? Las evidencias nos dicen que hay cosas que se han hecho bien y la COVID ha sido un buen ejemplo de ello. Aquellos países que habían invertido en sistemas públicos de salud, de protección social, en reducir desigualdades, en mecanismos redistributivos de empleo, de educación, de la riqueza… durante la COVID, tuvieron una mayor capacidad De 2019 a 2023, el 1% de la población ha acaparado 2 de cada 3 euros de nueva riqueza En esta entrevista en exclusiva, el director ejecutivo de Oxfam Intermón, Franc Cortada, analiza temas como el que aborda su informe “Desigualdad S.A.” en el que la organización denuncia que estamos asistiendo al inicio de una década de creciente desigualdad, en la que miles de millones de personas se enfrentan a los efectos económicos de la pandemia, la inflación y la guerra, mientras las fortunas de los milmillonarios crecen desorbitadamente. Y pone cifras a esta desigualdad: desde 2020, la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo ha pasado de 405.000 millones de dólares a 869.000, mientras que la riqueza acumulada por casi 5.000 millones de personas ha disminuido. De mantener este ritmo, el mundo tendrá su primer billonario dentro de una década, aunque la pobreza no será erradicada hasta dentro de 229 años. Con la crisis climática, en algunos países africanos los niveles de hambruna se han disparado después de 6 años sin lluvia de amortiguar el golpe y de mitigar el impacto en su ciudadanía. Mientras que en otros países, como la India, que es el cuarto país por la cola en inversión en salud per cápita, vimos importantes brotes de la pandemia. Entonces, existe una mirada política de la realidad en la medida en que los gobiernos tienen una agenda política orientada al refuerzo de sistemas públicos para garantizar unos mínimos al conjunto de la población, en términos de acceso a derechos básicos. Esto es lo que ha permitido avanzar en la reducción de algunos indicadores como la mejora en salud materno-infantil, en educación, en esperanza de vida… Todo ello está íntimamente relacionado con las inversiones públicas y demuestra que los índices de crecimiento macroeconómico no necesariamente se traducen en mejoras reales y tangibles para la vida de las personas. Entonces, ¿la solución de la pobreza y las desigualdades depende de la voluntad política? Sí, pero la segunda parte de la ecuación son los recursos y, ahí, entramos en la realidad de muchísimos países que tienen la voluntad, pero no la capacidad. Ahora mismo seis de cada diez países de renta baja o media-baja están estrangulados por la deuda pública y eso significa que destinan una parte significativa de su presupuesto nacional anual al pago de deuda. Estoy hablando de que países como Egipto, Sri Lanka, Pakistán o Ghana invierten prácticamente el 50% de su presupuesto en pago de deuda e intereses.Y eso tiene un peaje porque es inversión pública que no se destina a salud, educación, protección social, lucha contra el cambio climático, etc.
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