OPINIÓN

El cálculo de la huella hídrica: una tendencia de futuro para las organizaciones sostenibles

Juan Andrés Salido Villatoro,

Sustainability Services Manager de DNV Business Assurance España

Juan Andrés Salido Villatoro

DNV colabora con las principales iniciativas internacionales para responder al reto de la gestión del agua en las organizaciones. En un mundo donde los recursos naturales de agua se encuentran sometidos a una fuerte presión, el uso eficiente de los mismos y su gestión eficaz vendrán a garantizar su existencia sostenida en cantidad y en calidad para poder atender, gracias a una gestión integrada, a las necesidades de los seres humanos, de la naturaleza y de la economía.

En los últimos años han proliferado numerosas iniciativas que tratan de gestionar o marcar directrices en torno al concepto de la “Huella Hídrica” y de la “Gestión Eficiente del Agua”. Ejemplo de lo anterior y, sin ánimo de realizar una exhaustiva relación de todas y cada una de las distintas iniciativas, se indican a continuación las que quizás sean las más importantes por el número de organizaciones participantes y protagonismo que empiezan a adquirir en distintos foros especializados: “The Water Footprint Network”, “CDP Water Disclosure”, “Alliance for Water Stewardship”, “The CEO Water Mandate del Global Compact”, “ISO Water Footprint Standard”, “World Business Council for Sustainable Development Water Projects”, “UNEP/SETAC Water Use Life Cycle Assessment Project”, etc.

Si bien es cierto que todas ellas tienen en común el concepto de la “gestión del agua”, se puede afirmar que hay cierto grado de complementariedad en las mismas y la mayoría tienen un principio general colaborativo, es decir, establecen directrices y estudios técnicos/científicos que pueden ser utilizados desde una perspectiva global por cualquier operador que está interesado en el concepto de la “gestión del agua”. Otra característica importante de estas iniciativas es su característica de universalidad en la aplicación de sus principios, es decir, los principales destinatarios de las mismas van desde las administraciones públicas o gobiernos hasta los consumidores pasando por el sector empresarial.

Exposición del sector empresarial

Basándonos en este último sector procede llevar a cabo una reflexión sobre la importancia o no de incorporar este nuevo “riesgo” entre las políticas y estrategias de sostenibilidad de las empresas. Son numerosos los desafíos a los que el sector empresarial deberá enfrentarse en relación a la gestión del agua.

Desde la perspectiva de los reguladores

Además de los requisitos normativos ya conocidos que toda organización ha de cumplir en relación a permisos de captación de agua, vertidos, etc., cada vez se cita de forma más directa por parte del regulador el requisito de “gestionar la oferta del agua y satisfacer las demandas de aguas presentes y futuras a través de un aprovechamiento racional, sostenible, equilibrado y equitativo del agua, que permita al mismo tiempo garantizar la suficiencia y calidad del recurso para cada uso y la protección a largo plazo de los recursos hídricos disponibles” (Directiva Marco del Agua de la Unión Europea y Ley 10/2001 del Plan Hidrológico Nacional).

Ya en abril de 2009, la Comisión Europea alertaba de que “la poca disponibilidad de agua es ya un problema en muchas partes de Europa, y es probable que la situación siga deteriorándose como consecuencia del cambio climático; se prevé que las regiones europeas con gran escasez de agua van a pasar del 19% actual al 35% antes de la década de 2070, pudiendo agravar este hecho las presiones migratorias”.

Como un ejemplo de concreción de lo anterior, en el caso de España, la propia Ley de Economía Sostenible ya establece el requisito de incorporar criterios de valoración relacionados con “el ahorro y el uso eficiente del agua” en los procesos de contratación de las empresas públicas.

Sin embargo, una de las primeras referencias al concepto de “huella” se cita en una Orden del MARM de septiembre de 2008, en la que se establece que todas aquellas organizaciones empresariales que operen en demarcaciones hidrográficas podrán verse afectadas como consecuencia de los planes hidrológicos y análisis de huella hidrológica realizados en cada demarcación.

Desde la perspectiva del mercado

Los principales índices de sostenibilidad como es el caso del Dow Jones Sustainability Index (DJSI), ya empiezan a considerar la escasez de agua como uno de los riesgos a incluir en las evaluaciones de este selectivo índice. Así, la herramienta de SAM “Corporate Sustainability Assessment” (CSA) ya incorpora métricas específicas para medir el desempeño de las organizaciones en lo relativo a riesgos relacionados con la gestión hídrica.

Otro ejemplo de lo anterior lo tenemos en Ceres, coalición nacional de inversores, grupos medioambientales y otras organizaciones de interés público que tienen entre su cometido el estudio y evaluación de la escasez de agua y el cambio climático como principales desafíos en el ámbito de la sostenibilidad. Esta coalición asesora, entre otros, a la norteamericana Red de Inversores en Riesgos Climáticos (INCR por sus siglas e inglés) y tiene una estrecha vinculación con Grupos de Inversión cuyo principal y único cometido son las compañías y activos tanto públicos como privados que tengan algún tipo de relación con el agua. Se disponen de mecanismos de medición en relación al grado de exposición y sensibilidad al riesgo de uso del agua.

Todas estas tendencias han provocado que cada vez más se hable de la “Huella Hídrica”, concepto que fue introducido por Hoekstra en 2002 tras la aparición del concepto de huella ecológica (medida en términos de superficie).

Según Hoekstra (Director Científico de la Water Footprint Network), la huella hídrica es un indicador del uso de agua dulce que se refiere tanto al uso de agua directo como indirecto de un consumidor o productor. La huella hídrica de un individuo, comunidad o empresa se define como el volumen total de agua dulce utilizado para producir los bienes y servicios consumidos por los individuos, comunidades o producidos por las empresas. El uso de agua se mide en términos de volúmenes de agua consumida (evaporada o incorporada en el producto) y/o contaminada por unidad de tiempo.

A nivel de norma ISO (ISO/WD 14046.3 Life Cycle Assessment - Water Footprint - Requirements and Guidelines) la huella hídrica se define como “el resultado del indicador de la categoría de ciclo de vida que evalúa la contribución del sistema objeto de estudio al impacto sobre el agua”; la evaluación del impacto sobre el agua se define como “la fase del análisis de ciclo de vida cuyo propósito es comprender y evaluar la magnitud y significancia de los impactos medioambientales potenciales sobre el uso del agua de los productos y sistemas”.

¿A qué tipo de organizaciones les afecta?

Huella hídrica en empresas/corporaciones agroalimentarias con alta relación con producción primaria (tanto agrícola como ganadera) vs empresas industriales.

En el primer caso nos encontramos con organizaciones que tienen una responsabilidad en la huella hídrica de sus actividades “Upstream” o “aguas arriba” en sus procesos productivos, como en su cadena de suministro que, al estar constituida por la actividad agroalimentaria, va a contar sin duda con un elevado peso en la huella hídrica resultante (en este caso tanto huella hídrica azul, verde y gris, atendiendo a la clasificación de la Water Footprint Network ). Esto implicaría un ejercicio de análisis y posicionamiento en relación a la situación mediante la cual se gestiona el acceso a las reservas hidrológicas de los lugares de producción agropecuarias. Es decir, una organización agroalimentaria que quisiera abordar el cálculo de la huella hídrica no podría dejar pasar por alto el análisis de la huella hídrica de sus proveedores, así como su correspondiente análisis de sostenibilidad global, es decir, analizando el conjunto de impactos medioambientales, sociales y económicos que se dan en los lugares de producción en lo relativo al uso del agua.

¿Quiere esto decir que la huella hídrica no es relevante en las denominadas empresas industriales? La respuesta es contundente: también en este tipo de empresas con una implicación menor con el sector de alimentación o producción primaria, es relevante abordar el establecimiento de políticas y estrategias vinculadas con la gestión hídrica de sus operaciones. En este último caso lo relevante no será tanto la huella hídrica “verde” (no relevante al no disponer de procesos de producción primaria vinculados con su actividad) pero sí le otorgará una herramienta que le permitirá obtener información relevante en lo relativo a:

• contribución y posicionamiento en lo relativo a la sostenibilidad global del uso del agua en los lugares en los que opera.
• medición de la huella hídrica como consecuencia de una posible contaminación del agua debido a sus procesos productivos (conocida o medida como huella hídrica “gris”).

En ambos casos los componentes de la huella hídrica de una compañía se pueden clasificar como:

• Huella Hídrica Operacional, constituida a su vez por:

- Huella hídrica directamente asociada con la fabricación de los productos o prestación de los servicios de la empresa: agua incorporada al producto, agua consumida o contaminada a través de procesos de lavado, agua contaminada en procesos térmicos de refrigeración, etc.
- Huella hídrica indirecta o de estructura: consumo o contaminación de agua relacionada con el uso de agua en cocinas, aseos, limpieza, actividades de jardinería o de limpieza de ropa de trabajo.

• Huella Hídrica de la Cadena de Suministro, igualmente clasificada por:

- Huella hídrica directamente asociada con la fabricación de los productos o prestación de los servicios de la empresa: huella hídrica de los ingredientes o materias primas de los productos adquiridos por la compañía, huella hídrica de otros bienes adquiridos por la compañía para la fabricación del producto o prestación del servicio.
- Huella hídrica indirecta o de estructura: huella hídrica de la infraestructura (materiales de construcción y similares), huella hídrica de los materiales y de la energía para uso general (materiales de oficina, coches y camiones, combustibles, electricidad y similares).

Principales errores al considerar la huella hídrica de las compañías

A continuación se describen los principales errores que se cometen por parte de las empresas, cuando se acometen estudios de huella hídrica:

1 Foco en sus operaciones. Tradicionalmente las empresas han focalizado sus estudios sobre el uso del agua en sus operaciones, no en su cadena de suministro. La huella hídrica no se ha abordado con una perspectiva integrada. Muchas empresas descubrirían que la huella hídrica asociada a su cadena de suministro es bastante mayor que la huella hídrica resultante de sus operaciones y esto es clave al decidir dónde se deben llevar a cabo los esfuerzos inversores en mejorar el uso eficiente del agua.

2 Agua retirada vs consumida. Las empresas normalmente han estudiado métodos para reducir el agua dispuesta o retirada del suministro. La huella hídrica nos muestra el uso del agua en términos de consumo en lugar de retirada. Los flujos de retorno pueden permitir la reutilización del agua, por lo que parece razonable focalizarse en el concepto de uso de agua consumida.

3 Tranquilidad legal. Las empresas suelen disponer de los correspondientes derechos o licencias para el uso del agua en sus procesos productivos o de prestación del servicio. Esta “tranquilidad legal” no es suficiente para gestionar los riesgos relacionados con el uso del agua. Es útil mirar en los detalles espacio-temporales de la huella hídrica de la compañía, ya que los detalles de dónde y cuándo es utilizada el agua se puede utilizar como un input para una evaluación de la sostenibilidad de la huella hídrica, para identificar los impactos medioambientales, sociales y económicos y vincularlos con los correspondientes riesgos empresariales asociados.

4 Concepto de emisión – aguas residuales. Se puede caer en el error de medir este impacto sólo en términos de cantidad de agua residual o contaminación de la misma, sin tener en cuenta el esfuerzo necesario de asimilación de esta agua residual contaminada a estándares de calidad de agua ambiental.

5 Compensación de la huella hídrica. La compensación de los impactos negativos de la huella hídrica es parte de la búsqueda de la neutralidad hídrica. La compensación debe ser el último paso, después de llevar a cabo los esfuerzos necesarios para reducir la huella hídrica en el grado que sea razonablemente posible. La compensación se puede hacer por contribuciones (por ejemplo mediante inversión) para lograr un más sostenible y equitativo uso del agua in las unidades/cuencas hidrológicas en las que los impactos de la huella hídrica están localizados.

Principales retos de futuro Concepto de SOSTENIBILIDAD

Aunque se ha avanzado en lo relativo a la evaluación de la sostenibilidad en su espectro más amplio en lo relativo al uso del agua, se debe profundizar en la búsqueda de principios y requisitos técnicos de consenso en la comunidad internacional. Los principios de evaluación de la sostenibilidad económica, social y medioambiental han de ser perfectamente trazables con requisitos relacionados con, entre otros, la salud humana (efectos de malnutrición o de insalubridad), la calidad de los ecosistemas y recursos.

Si bien en el ámbito del cambio climático y el concepto de huella de carbono hay un amplio consenso sobre los factores de impacto vinculados con el “calentamiento global”, este camino ha de recorrerse en el caso del agua para el concepto de “sequía global”.

Concepto de ANÁLISIS DE CICLO DE VIDA (ACV)

La metodología de ACV debe erigirse como la herramienta que permite evaluar los riesgos asociados al uso del agua en el ámbito empresarial (riesgos físicos/operacionales, reputacionales y regulatorios), así como permitir la plena involucración de la cadena de suministro (actividades “Upstream”) y operaciones aguas abajo (“Downstream”).

Aseguramiento de la Credibilidad

En el contexto actual de diversidad de iniciativas emergentes y de necesidad de responder por parte de las empresas a una nueva exigencia de mercado y reguladora, es más necesario que nunca poder contar con un proceso que otorgue credibilidad al cálculo de la huella hídrica realizado por las empresas. En este sentido el concepto de “aseguramiento” o “verificación” cobra un gran protagonismo ya que las principales ventajas que ofrece son:

• Proporcionar un alto nivel de confianza en las metodologías de cálculo y sistemas de obtención de datos.
• Mejorar el posicionamiento en términos de claridad y transparencia frente al escrutinio de partes externas.
• Permitiendo un consistente nivel de verificación para poder llevar a cabo este proceso en los años siguientes.

Afortunadamente, existen metodologías ya definidas que cuentan con la solvencia necesaria para que se puedan abordar proyectos de cálculo de la huella hídrica con su correspondiente proceso de aseguramiento independiente.