OPINIÓN

VC para el Desarrollo con impacto 360º: la experiencia de CODESPA

Mª Jesús Pérez y Silvia Loro,

subdirectora general de Investigación e Innovación Social y técnico de Empresa y Desarrollo de CODESPA

Mª Jesús Pérez y Silvia Loro

A lo largo de más de diez años de experiencia, desde CODESPA hemos ido consolidando la idea de que el Voluntariado Corporativo (VC) para el Desarrollo constituye un puente eficaz entre la empresa y realidades diversas, del que se pueden derivar importantes cambios en la empresa y en la sociedad. En él, la empresa apoya a sus empleados en un voluntariado que contribuye a la erradicar la pobreza.

Dada la naturaleza del VC para el Desarrollo, en el que diversos y diferentes actores interactúan para lograr un mismo objetivo, los beneficios e impactos que se derivan pueden cubrir varias esferas que afectan a la empresa; a los empleados y a la ONG, sus causas y personas beneficiarias.

Basándonos en nuestra experiencia, hemos definido los cuatro ejes de impacto que hacen de los programas de VC para el Desarrollo, programas de impacto sustancial tanto en los empleados, como en la empresa y en la sociedad. Pensamos que, independientemente del tipo de programa de VC, ya sea local o internacional, avanzar en la integración de estos ejes es un camino para lograr un mayor impacto global que alcance, en diversos aspectos, a empresa, empleados y ONG: un impacto 360º.

• Compromiso e intensidad de la experiencia de voluntariado: La variable principal que influye en el mayor o menor impacto en un empleado es la intensidad de la experiencia de voluntariado. En la medida en que la persona logra, a través del voluntariado, tener una experiencia vital relevante, los impactos que se generan son definitivamente mayores.

• La posibilidad de aportar desde los conocimientos profesionales: Por un lado, somos testigos de que la satisfacción de los empleados es mucho mayor cuando tienen la oportunidad de contribuir con sus conocimientos y habilidades profesionales a apoyar a quienes más lo necesitan. Por otro lado, los empleados que acceden a una colaboración de VC para el Desarrollo de suficiente intensidad y en la que vuelcan sus conocimientos profesionales en un contexto humano y social de pobreza, desarrollan habilidades de liderazgo, resolución de problemas y adaptación al cambio, de forma más palpable que en el ejercicio de otras acciones de voluntariado de carácter puntual.

• La integración de la experiencia de voluntariado en la estrategia de RSC de la compañía: Si el programa está alineado con la RSC de la empresa, con su actividad, si se permite que estos programas sean un espacio de innovación y un laboratorio de ideas para que las empresas descubran cómo trabajar de forma directa en la lucha contra la pobreza… las posibilidades de rentabilizar la inversión son enormes.

• Estrechar la colaboración con las ONG: Las ONG son expertas en intervención social. Conocen el contexto, la cultura, la manera de llegar a la población, los riesgos de enfoques excesivamente asistencialistas o generadores de dependencia,… En definitiva, los factores necesarios para el éxito de una intervención social. Contar con su conocimiento es fundamental para una adecuada organización de los programas y para optimizar el aporte que puede dar el voluntario. Las alianzas ONGempresa, verdaderamente transformadoras, requieren de tiempo y de una visión de colaboración a largo plazo.

Así entendido, el VC para el Desarrollo se convierte en una apuesta ganar-ganar en la que el empleado accede a una experiencia única, en la que ve cómo sus conocimientos profesionales y las capacidades y medios de su empresa (muchas veces infravalorados dado que la persona no es del todo consciente de la importancia que tiene su conocimiento – o el de su empresa– si éste es trasladado a ámbitos donde ese conocimiento no existe o no es accesible fácilmente) tienen potencial de mejorar la vida y posibilidades de otros con menos opciones.

Los programas de VC para el Desarrollo pueden resultar revolucionarios si la empresa visualiza la colaboración con la ONG, conocedora de contextos, problemas y culturas normalmente muy alejadas del día a día de la empresa, como una alianza estratégica. Si percibe a esta organización como un potencial socio estratégico sobre el que se puede apoyar y en el que puede encontrar asesoría y conocimiento, los impactos en la lucha contra la pobreza no sólo se pueden hacer más sostenibles, sino verdaderamente definitivo.