OPINIÓN

La emergencia demográfica

Tomás Pereda Riaza,

responsable Red de Empresas de Fundación máshumano

Tomás Pereda Riaza

El demógrafo Alfred Sauvy afirmaba, hace tiempo, que “las crisis económicas suelen actuar como dinamita, mientras que las crisis demográficas actúan como las termitas. Las dos pueden derribar un edificio, pero casi nadie repara en las segundas. Sabiendo que las termitas sólo destruyen el edificio a largo plazo, ¿para qué ocuparse de ellas? Eso es lo que se ha hecho en España durante muchos años. La termita demográfica sigue trabajando sin descanso”.

Según los expertos, España, con su tasa de fecundidad de 1,25 hijos por mujer, ya ha cruzado el peligroso umbral denominado “Lowest Low Fertility Rate”, establecido en tasas de fecundidad inferiores a 1,5, situación en la que se comienza a perder población neta. Esta tendencia nos llevaría, tal como afirma A. Macarrón, director de la fundación Renacimiento Demográfico, a que “la población española será en 2100 la mitad de la actual y el país habrá perdido casi dos tercios de su población activa”. España ya es una sociedad envejecida y longeva, como consecuencia de que cada vez tenemos menos niños y vivimos más años, con una esperanza de vida de 83 años, alargándose seis minutos cada hora que pasa. Según el Movimiento Natural de la Población Española 2018, el número de nacimientos se redujo un 6,1% en todo 2018 y el descenso durante la última década es ya de un 29%. Mientras que el descenso de nacimientos no es una buena noticia, nuestra mayor longevidad sí que lo es. Hoy, uno de cada cuatro españoles tiene más de 65 años y en 2050 casi la mitad, el 43%, tendrá más de esa edad.

El talento sénior sigue creciendo cuantitati- vamente, pero cualitativamente es evanescente. Los estereotipos y prejuicios siguen afectando negativamente a su aprovechamiento, alimentando una profecía autocumplida entre el mercado laboral y el profesional sénior. La discriminación por razón de la edad es el gran ausente de los programas sobre gestión de la diversidad. Según recientes datos, la esperanza de vida saludable alcanza los 74,5 años para los hombres y 73,9 para las mujeres. La edad de jubilación de los 65 años se estableció en 1919 cuando tres de cada diez personas no alcanzaban esa edad, sin olvidar que a fecha de hoy nos jubilamos con 62 años. En un mercado escaso de talento cualificado y con un modelo de pensiones financieramente inviable, el alargamiento de la vida laboral es la respuesta para todos aquellos que lo deseen. La llamada 4a Revolución Industrial va a requerir de cientos de miles de nuevos puestos de contenido digital para los que no habrá demográficamente gente joven suficiente para cubrir toda la demanda necesaria, lo cual puede representar una amenaza para el desarrollo de nuestras empresas, crecimiento económico y creación de empleo. Existe un dividendo demográfico, formado por reservistas séniors, cuyo valor profesional y tecnológico fue demostrado (es la generación que pasó de la época previa de los ordenadores personales a la inteligencia artificial), y que representa una oportunidad de movilización profesional. El primer prejuicio a derribar es la falsa incompatibilidad entre edad y tecnología.

De manera especial, la sociedad española se enfrenta al mayor reto demográfico de su historia reciente. Por eso, desde la Fundación máshumano, se ha situado el desafío demográfico en el centro de su preocupación, liderando la gestión del talento sénior a través de la iniciativa Generación Savia, en colaboración con la Fundación Endesa, así como a través del reciente lanzamiento del proyecto sobre Responsabilidad Demográfica Empresarial (RDE), cuyo objetivo es promover medidas que faciliten el aumento de la natalidad en el entorno empresarial.