OPINIÓN

La sostenibilidad global, en una encrucijada

José Carlos González,

responsable Federal de RSE, ISR y Sostenibilidad de la Federación de Servicios de CCOO

José Carlos González

La sostenibilidad global se encuentra en un momento crítico, en una encrucijada. O, mejor dicho, las oportunidades y los peligros de esa encrucijada están más claros. Algunas cosas han cambiado en este último año respecto a la situación que intentaba explicar en la entrevista de la edición anterior de este Anuario. Hay un nuevo Gobierno, cuya actitud hacia la RSE, el CERSE, los derechos humanos, el trabajo decente, el medio ambiente… hacia la sostenibilidad global e integral, en definitiva, es positiva. Pero la provisionalidad, el inmenso desorden y la confusión, que vienen del tiempo perdido de la etapa anterior, hacen que la salida sea aun más compleja.

Un cambio fundamental es la existencia de una Ley de información no financiera. Ya decíamos que la clave era conseguir unos informes con indicadores claves relevantes, comparables, claros y accesibles para los grupos de interés, y que recopilaran y complementaran lo esencial de los múltiples informes que ya elaboran las empresas, y los que deberán elaborar mediante, esperamos, nuevas regulaciones y directivas. Es complicado explicarlo en pocas palabras, pero creemos que la resistencia a estas directivas y regulaciones son las que precisamente están haciendo que la incertidumbre, costes regulatorios y burocracia sean mayores.

Costes además en la credibilidad, y más costes que continúan sin valorarse correctamente. Porque, en definitiva, se trata de valorar correctamente costes y beneficios. Una parte (normalmente la empresarial) quiere hablar de intangibles (positivos) y otra (contestatarios, molestos, indignados) queremos hablar más de costes negativos que quedan un tanto ocultos (sociales y medioambientales) y el impacto social de su influencia en la política y en los reguladores.

Los ODS (ojo al “ODSwashing”) tienen la virtud de marcar un camino y remarcar que Desarrollo Sostenible y la RSE son, a efectos prácticos y con lo que respecta a indicadores e informes, conceptos similares. Nuestra labor fundamental es intentar que lo que tiene que ver con la protección social, la lucha contra la desigualdad y el trabajo decente no queden fuera. Una aportación muy concreta a estas cuestiones, utilizando los indicadores sobre equidad como punto de apoyo, es nuestro proyecto -informe sobre equidad- que por ahora estamos aplicando a un sector (el sector financiero) pero queremos extender a más sectores.

La otra labor que estamos abordando en nuestra estrategia tiene que ver con la transparencia y la calidad de la democracia, y es intentar que todo lo relacionado con el término grupos de interés. Hay una frase que oímos “apartar a los molestos, fomentar las buenas prácticas” que nos parece muy peligrosa… tiene que ver con la falta de credibilidad, tanto de la RSE como la crisis de valor y de valores que vivimos. Crisis además cada vez más cainita y polarizada.

El fomento de la mentira y las noticias falsas, la “perversión del lenguaje”, el marketing excesivo, la vuelta a la caridad como sustitución de la responsabilidad, el greenwashing… son las amenazas al desarrollo sostenible y la RSE, y al planeta. Fomentan, además, una actitud de guerrilla a la contra, poco constructiva. Y esto tiene que ver con la claridad de los informes empresariales (financieros y no financieros), que recordemos, ya tenían que ver con el anterior estallido de la crisis, en la que seguimos.

Además de los 40 años de la Constitución, estamos celebrando los 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el centenario de la creación de la OIT. El futuro del trabajo, el futuro del planeta está en juego.