OPINIÓN

Las Ciudades: El Motor para la Transición hacia la Sostenibilidad

Teresa Knoerr Gomeza,

manager de la iniciativa Ciudades Sostenibles 2030 de Forética

Teresa Knoerr Gomeza

Las ciudades son núcleos de actividad humana, donde la vida se desarrolla incesantemente. No obstante, esta constante agitación puede ejercer un impacto significativo en la salud de sus habitantes y en el entorno medioambiental que lo rodea. La interacción entre la salud y el medio ambiente en contextos urbanos es un tema de creciente relevancia.

Según expone la ONU en un informe sobre salud en las ciudades, el urbanismo desempeña un papel muy importante en la prevención de enfermedades en el siglo XXI. Las políticas urbanas determinan el aire que respiramos, la calidad de los espacios que utilizamos, el agua que bebemos, la forma de desplazarnos y el acceso a los alimentos y a la atención sanitaria. Situar la salud y el bienestar en el centro del proceso de planificación puede favorecer medios de vida adecuados, fomentar comunidades resilientes y dinámicas además de dar voz a los grupos vulnerables, al mismo tiempo que contribuye a reducir las desigualdades en las zonas urbanas.

En los últimos años, las ciudades se enfrentan a una triple crisis tras la pandemia: hacer frente a las repercusiones sanitarias del COVID-19, afrontar la emergencia climática y ecológica, y abordar la desigualdad social y económica. A pesar de todos estos riesgos y retos, las ciudades son el agente más potente para liderar el cambio hacia un futuro más verde y sostenible.

Durante la pandemia, ya vimos cómo el diseño de las ciudades se convirtió en un elemento clave para las administraciones públicas. Todavía, desconocemos cuáles serán los efectos a largo plazo del COVID-19. Pero lo que sí sabemos el paquete europeo de 1,8 trillones de euros para la recuperación va a tener un impacto directo en el rediseño de las ciudades.

La inversión en infraestructuras ayudará a crear una oportunidad para alinear la recuperación con las agendas climáticas, medioambientales y de equidad social en las ciudades. Esto deberá ir acompañado de una mejor integración de los sectores políticos y de acciones para maximizar los beneficios colaterales.

Las principales oportunidades para una recuperación ecológica y justa se encuentran en los siguientes sectores: replanteamiento de la movilidad urbana y del uso del suelo; adaptación del parque de edificios urbanos; refuerzo del papel de las infraestructuras verdes y de las soluciones basadas en la naturaleza; y transformación de los sistemas alimentarios urbanos.

1. Replanteamiento de la movilidad urbana y del uso del suelo
Una de las preocupaciones más apremiantes en las ciudades es la contaminación del aire. Las emisiones de vehículos, la industria y otros factores contribuyen a altos niveles de partículas finas y gases tóxicos en el aire, lo que puede tener graves consecuencias para la salud de los residentes urbanos.

Durante la pandemia, vimos cómo muchas ciudades ampliaban los espacios para peatones y se fomentaba el uso de movilidad alternativa. Estos elementos, unidos al rediseño de ciudades como, por ejemplo, la construcción de carriles bici o peatonalización de calles, ayudan a una reducción de los gases de efecto invernadero.

Aquí, el transporte público se convierte en el eje fundamental de las ciudades. Justo antes de la pandemia, el sector del transporte público en Europa hacía 58 billones de viajes anuales. Y a pesar de que existen diferentes tipos de transportes, el público sigue siendo el más utilizado.

2. Adaptación del parque de edificios urbanos
El cambio climático es una amenaza global que impacta directamente en las ciudades. Las olas de calor extremo, el efecto de “isla de calor”, las inundaciones y eventos climáticos extremos se vuelven cada vez más comunes, lo que pone en riesgo la salud de los residentes y la infraestructura urbana. Las ciudades más vulnerables son aquellas que no han tomado medidas para adaptarse al cambio climático y mitigar sus efectos. La planificación urbana que aborde el cambio climático no solo protege a la población, sino que también preserva los recursos naturales y promueve la sostenibilidad a largo plazo.

Los edificios son el principal elemento en las ciudades en esta adaptación, y existe una gran oportunidad para que las ciudades inviertan en su rehabilitación. Esto puede desempeñar un papel fundamental a la hora de llegar a la meta que persigue el Pacto Verde Europeo de alcanzar la neutralidad en carbono para 2050 y cumplir los objetivos de la nueva estrategia de renovación. Y es que de acuerdo con la Unión Europea, los edificios son responsables del 40% del consumo total de energía y del 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Además de reducir las emisiones de carbono, la rehabilitación de edificios tiene considerables beneficios colaterales, como la reducción de los costes de explotación y unos edificios más confortables y saludables para los residentes. La rehabilitación también tiene un importante potencial de generación de empleo, lo que puede contribuir a reactivar la economía.

3. Refuerzo del papel de las infraestructuras verdes y soluciones basadas en la naturaleza
La salud no se limita únicamente a la ausencia de enfermedad, sino que también se relaciona con la calidad de vida. El acceso a espacios verdes y áreas naturales en las ciudades desempeña un papel fundamental en el bienestar de sus habitantes. Estos espacios no solo proporcionan oportunidades para el ejercicio y el descanso, sino que también contribuyen a la salud mental y la reducción del estrés.

La capacidad de las soluciones basadas en la naturaleza para mejorar significativamente la calidad del aire local es particularmente relevante. Claros ejemplos de estas soluciones pueden ser los jardines verticales integrados en los edificios, creación de cinturones verdes alrededor de las ciudades, plantación de árboles y vegetación en la ciudad o la revitalización de ríos o arroyos en las ciudades.

4. Transformación de los sistemas alimentarios urbanos
La seguridad alimentaria es fundamental para la sostenibilidad del medio ambiente urbano, y la pandemia ha puesto de relieve la importancia de contar con un sistema alimentario sólido y resistente que pueda soportar crisis repentinas.

Después de la pandemia se han impulsado iniciativas que abrazan el valor de cultivar alimentos locales, orgánicos y más estacionales en las zonas urbanas y sus alrededores. Por ejemplo, en Valencia, el cinturón verde local se ha convertido en una fuente inmediata y directa de alimentos frescos para la ciudad, que cuenta con 11.000 hectáreas dedicadas a este fin. Además de aumentar la disponibilidad de productos sanos, la agricultura urbana también reduce las distancias de transporte y las emisiones de carbono asociadas y tiene considerables beneficios colaterales de adaptación climática, ecológicos, sociales y sanitarios.

En resumen, la interacción entre la salud y el medioambiente en las ciudades es innegable. La calidad del aire, el acceso a espacios verdes, la adaptación al cambio climático y el transporte sostenible son áreas críticas que deben abordarse para garantizar una vida saludable y sostenible en las áreas urbanas. La planificación cuidadosa y la colaboración entre gobiernos, comunidades y organizaciones son esenciales para abordar estos desafíos. La salud de la población y la preservación del medioambiente son objetivos interconectados que deben ser prioritarios en la construcción de ciudades más saludables y sostenibles para el futuro.