OPINIÓN

Tecnología e innovación sostenible, pilares para el desarrollo responsable

Cristina Valles,

directora general de NEORIS España

Cristina Valles

Durante los últimos años, y gracias a los avances derivados de la globalización, hemos ido modificando nuestros estilos de vida. Hoy en día, contamos con ciudades inteligentes, países conectados y tenemos todo al alcance de nuestras manos, a tan solo un click. Pero, del mismo modo y sin ser conscientes, también hemos consumido más recursos naturales, generado mayor cantidad de residuos, sin pararnos a nivelar lo que podía significar para nuestro entorno. Por ello, hacer referencia al concepto que la Asamblea de Naciones Unidas definía como desarrollo sostenible, “aquel desarrollo que permite cubrir las necesidades presentes sin comprometer la habilidad de las generaciones futuras para cubrir sus necesidades”, es clave en este momento.

Es fundamental que avancemos como sociedad, incorporando nuevas tecnologías que supongan una mayor comodidad, seguridad y mejoren nuestros estilos de vida, pero sin comprometer nuestros recursos naturales. En este sentido, instituciones, organizaciones y ciudadanos debemos apostar firmemente por desarrollar nuevos modelos de negocio eficientes que promuevan un equilibrio total entre sociedad, economía y medio ambiente.

Reto VS Oportunidad: digitalización sostenible de procesos
En este contexto, la tecnología juega un papel clave para fomentar el progreso sostenible de la sociedad, pues es conocido por todos que apoyándonos en la digitalización se puede reducir el impacto de nuestras acciones.

Hoy en día, y tal y como se ha demostrado en esta etapa de pandemia, es posible llevar a cabo operaciones íntegramente digitales, algo impensable hace unos años. El hecho de digitalizar los procesos nos ofrece grandes posibilidades de optimización de nuestros recursos. Por ejemplo, podemos preservar nuestros bosques al reducir el consumo del papel gracias al uso de aplicaciones de digitalización de documentos, evitar desplazamientos innecesarios gracias al uso de herramientas de comunicación en remoto con el consiguiente ahorro de combustible y reducir la contaminación, o reducir al máximo el consumo de energía a través del uso de recursos compartidos como la migración a la nube.

Por otro lado, la aparición de nuevas tecnologías disruptivas como la Inteligencia Artificial, Realidad Virtual, Internet de las Cosas, o los nuevos modelos predictivos también se vuelven fundamentales para facilitar el cambio social y organizacional que buscamos. Gracias a estas herramientas podemos procesar y analizar los datos que se generan diariamente, prevenir catástrofes, enfermedades o modificar conductas que creíamos correctas.

El sector tecnológico tiene un peso relevante en este proceso de cambio y se sitúa como uno de los principales actores y altavoces que pueden guiar el progreso social. Para ello, desde las organizaciones debemos fomentar una estrecha colaboración entre el sector público y privado y así conseguir infraestructuras más sostenibles y sociedades más inteligentes. La sostenibilidad debe de ser aplicada como una ventaja competitiva en el mercado que, a largo plazo, contribuya de forma directa en un mejor funcionamiento de las organizaciones.

Competitividad y ética tecnológica responsable
Ahora que conocemos algunos de los muchos casos en los que la tecnología puede ayudarnos a crear un mundo más sostenible, solo debemos tener clara una premisa: La tecnología es una herramienta, y depende de nosotros saber utilizarla para el bien de todos. En una era en la que la tecnología avanza a pasos agigantados y comienza a manejar todos los aspectos de la realidad global, el uso que le demos depende exclusivamente de nosotros, y debemos ser más cuidadosos que nunca para no permitir que esta nos corrompa o genere más daño que beneficio.

Por este motivo, creo que debe comenzar a hablarse de un imperativo ético en la industria tecnológica, que genere herramientas y soluciones para negocios sostenibles, para proyectos que cubran las necesidades de la sociedad y para que, al final de cada aplicación, de cada servicio y de cada herramienta, se consiga una sociedad con menos problemas. Y nosotros, quienes estamos dando forma a las herramientas emergentes, tenemos la responsabilidad de imbuirlas con un fin humano, social y positivo.

Mejorar la calidad de vida de la gente debe ser siempre nuestra prioridad y hacia allí deben enfocarse todo nuestro talento y esfuerzo.