OPINIÓN

Emprendedores Sociales. Una forma de vida para mejorar la sociedad

Belén López Vázquez,

directora Departamento Académico Comunicación y profesora de RSC y Comunicación de ESIC, Business & Marketing School

Belén López Vázquez

Sostenibilidad de la empresa, impactos sociales, colaboración, innovación y ética, son conceptos que maneja cada día un profesional creciente cuya misión es beneficiar a colectivos desfavorecidos de manera eficiente y rentable mediante la creación de nuevas empresas. El emprendedor social convierte así su proyecto en una forma de vida al servicio de la sociedad.

Los emprendedores albergan diferentes objetivos cuando constituyen una empresa: generar riqueza, dar empleo y ofrecer productos o servicios útiles para los consumidores. Sin embargo, los emprendedores sociales buscan generar un impacto social y económico con su actividad, de manera simultánea. De esta forma, la vinculación del emprendimiento social con la responsabilidad social empresarial es directa porque, más allá de una filosofía empresarial basada en buenas prácticas, la empresa social mide los impactos económicos y sociales de la actividad mejorando la calidad de vida de las personas a las que benefician. Ética y responsabilidad social son características que definen a estos profesionales que desarrollan sus proyectos con unos fines que transcienden su interés personal y trabajan al servicio de una idea para ayudar a colectivos vulnerables.

Esta perspectiva es la que ha llevado al desarrollo de proyectos como el microcrédito, creado por Muhammad Yunus y que ha sido una fórmula de financiación para millones de personas sin recursos en todo el planeta. Y esa es la finalidad de asociaciones como Ashoka, que selecciona cada año proyectos sociales en todo el mundo que demuestran un impacto social. En concreto, han apoyado a 3000 emprendedores sociales en 71 países y de ellos 23 en España, en diferentes sectores: educación, medio ambiente, salud, inclusión social y discapacidad, entre otros.

Otras iniciativas empresariales crecen en muchos países y tienen también un reflejo en España con la ayuda de grandes empresas con idéntico fin, como es Momentum Project, que ahora desarrolla su tercera edición. En esta convocatoria se han presentado 130 proyectos nacionales y se han seleccionado 10 proyectos sociales que desarrollan su plan de negocio con rigurosidad y pasión para presentar en los próximos meses a inversores que apoyen estas iniciativas empresariales.

La perspectiva empresarial que aportan los emprendedores sociales es muy positiva, no sólo en la generación de empleo, pues han creado en España 150.000 puestos de trabajo en los últimos cinco años, según datos ofrecidos por la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (CEPES). Además, son un ejemplo de cómo los valores éticos, el apoyo a las personas y la rentabilidad económica conviven en la creación de un negocio sostenible en el tiempo. Es el caso de La Fageda, empresa catalana que emplea a discapacitados para elaborar yogures artesanales. En palabras de su fundador, Cristóbal Colón, esta empresa se crea para mejorar la calidad de vida de personas con discapacidades mentales y, mediante este trabajo, se les posibilita la inserción social. Y ahí reside el valor social de esta cooperativa, que consiste en hacer digna la vida de personas que padecen un alto riesgo de exclusión. De esta forma, esta empresa ofrece empleo a un colectivo con serias dificultades de inserción laboral que, de otro modo, estarían viviendo en centros psiquiátricos.

Este y otros tantos ejemplos van ganando visibilidad, sensibilización pública, financiación y, lo más importante, el interés de un colectivo de profesionales que trabajan para crear empresas sociales. Así, el concepto de empresa cobra una dimensión más humana donde la innovación, la creatividad y los valores generan riqueza y el desarrollo de la sociedad. Y de este modo, la economía del bien común se expande en una nueva economía que surge como consecuencia de los profundos cambios que vivimos y que puede tener un desarrollo significativo en los próximos años.

Sirva de inspiración la ética empresarial del emprendedor social para trabajar por un futuro mejor. Un agradecimiento a todos ellos y en especial a Noelia López, emprendedora social que trabaja en Saraiva para mejorar la calidad de vida de los enfermos de alzheimer y que nos ha ayudado a comprender en profundidad las motivaciones personales y profesionales de los emprendedores sociales.