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Salud, sostenibilidad y desarrollo… ¿Vasos comunicantes?
Ana Herrero,
directora de Proyectos y Servicios de Forética
La salud es una condición propia de los individuos, y a la vez una variable interdependiente con la sostenibilidad. La mejora de una de ellas implica directamente la mejora de la otra y, por tanto, no es posible concebir una situación en la que, si una empeora, la otra pueda mejorar. Y no solo eso, sino que el tándem salud-sostenibilidad a su vez impacta de manera positiva en la competitividad y desarrollo de empresas y países.
Nos encontramos así ante una situación en la que podemos aplicar el principio físico de los vasos comunicantes. Recordando nuestros años de estudiantes, lo que nos dice este principio es que en una estructura de recipientes comunicados por su parte inferior, al introducir un líquido en cualquiera de ellos, este se distribuirá de tal forma que la altura alcanzada en todos los tubos -independientemente de la forma de estos- será la misma. Así cuanto más llenemos uno, más se llenarán los demás.
Y esto es precisamente lo que ocurre entre la salud, la sostenibilidad y el desarrollo en el contexto empresarial. En esta línea, en el estudio ‘Salud y Bienestar 2030: Integración en la estrategia empresarial’ publicado por Forética, muestra cómo la conexión entre estos conceptos es la base de la explicación del business case de la salud y la sostenibilidad para las empresas, sustentada en tres ejes:
• ENFOQUE. La salud no es un ente aislado, sino que depende, impacta e interactúa con otros asuntos y tiene alcance global, no podemos aislarla o limitarla a un entorno geográfico concreto. Así, un fallo en la salud puede tener su origen en un factor ambiental, económico o social y, de igual forma, sus impactos podrán ser valorados a estos mismos tres niveles. Esto hace fundamental que, desde el punto de vista de las empresas, se considere un enfoque integral de la salud, con una aproximación de sistema.
• AGENTES. Las personas son la base de cualquier sistema y por tanto es necesario tenerlas en cuenta. En concreto, identificamos cuatro grupos de interés clave en el desarrollo estratégico de la salud en la empresa: empleados, clientes y consumidores, ciudadanía en sentido amplio y la infraestructura sanitaria.
•CREACIÓN DE VALOR. Si la salud sufre un shock, la economía lo refleja. En mayor o menor medida, cualquier fallo en la salud por parte de alguno de los agentes considerados genera irremediablemente pérdidas económicas para empresas o economías. De igual forma, un contexto empresarial saludable brinda mejores tasas de crecimiento y retornos financieros. Y es que, según encontramos en un estudio del Bank of America Merrill Lynch, que analiza los factores ESG más efectivos para anticipar el desempeño financiero en las empresas europeas, el 14,5% de los factores más críticos están precisamente relacionados con la salud.
Las palancas de creación de valor de la Salud
El modelo de creación de valor del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y Boston Consulting Group (BCG), de manera sencilla, plantea que hay dos formas de crear valor (desde el punto de vista económico): generando más beneficios (vía aumento de ingresos o disminución de costes) o mejorando el acceso al capital (condiciones más ventajosas o accediendo a nuevas fuentes de financiación).
Y, ¿cómo en las empresas pueden desde la salud influir en estas variables? En el estudio identificamos cuatro palancas que las empresas han de tener presentes si quieren efectivamente crear valor:
• Apostar por una oferta de productos y servicios alineada con las necesidades y expectativas del mercado en función de las tendencias de salud observadas. Así, sin duda, se conseguirá acceder a nuevos segmentos de mercado, fidelizar a clientes gracias a un alineamiento de valores vinculados al bienestar o la salud o desarrollar los productos o servicios más oportunos en los momentos apropiados
• Gestionar los riesgos derivados de la salud en las operaciones. El control y seguimiento de la cadena de valor favorece la continuidad y estabilidad del negocio, a la vez que se reduce la vulnerabilidad, el nivel de los impactos y, por tanto, los costes vinculados en situaciones desfavorables.
• Garantizar niveles óptimos de productividad. La atención a la salud de los empleados, tanto física como emocional, el cuidado de su bienestar y el fomento de su orgullo de pertenencia a través de políticas y prácticas respetuosas con las necesidades de las personas, son fuente de mayor productividad y menores cotes. Así, está demostrado que empresas reconocidas o galardonadas en estos asuntos, crecen más rápido y generan mayores retornos para sus inversores.
• Reconocimiento y legitimidad social. La implicación de la empresa en los retos vinculados con la salud en los entornos donde lleva a cabo sus operaciones, contribuyendo por ejemplo al ODS 3 de Salud y Bienestar puede ser facilitar también contextos más estables y favorables para el desarrollo del negocio al ser reconocida la empresa como un buen ciudadano.
Entendiendo las claves de este business case y accionando las palancas de creación de valor disponibles, estamos convencidos de que las empresas tienen, y más en el momento actual en el que nos enfrentamos a un reto global de salud con la COVID-19, la oportunidad de potenciar el binomio salud y sostenibilidad, haciendo crecer, como si de vasos comunicantes se tratara, su competitividad y desarrollo.
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