OPINIÓN

Conciliación: estado del arte en 2015

Roberto Martínez,

director de Fundación Másfamilia

Roberto Martínez

La conciliación es en nuestro país una necesidad, incluso se muestra acuciante para muchos y, mucho me temo, que continuará así durante muchos años más. Y continuará, porque ninguna de las causas que contribuyen a forjar la necesidad de conciliar van a desaparecer. Es más, se verán reforzadas en los próximos años.

Entre las causas más relevantes destaca la incorporación de la mujer al mercado laboral remunerado; el envejecimiento de la población a consecuencia de unas tasas de natalidad a la baja y el aumento de la esperanza de vida, la paulatina incorporación al mercado de trabajo de las “Generaciones Y” ó “Millenniallls” para los que la conciliación es puro “ADN”, las altas tasas de desempleo y la dificultad de acceso al empleo, la ausencia de un estado del bienestar ad hoc como existe en otros países del norte de Europa, o el creciente presentismo, frente a la necesidad de un compromiso entre empleado y empleador como herramienta para potenciar el nuevo escenario laboral.

Todos estos condicionantes externos, y algunos más, presionan sobre la necesidad de conciliar y como ya hemos adelantado lejos de atenuarse continuarán mostrando su intensidad en las próximas décadas.

Con todo ello, España es quizás con el resto de la Europa del Sur y algunos emergentes, el área geográfica donde existe una mayor necesidad de conciliar. Necesidad que se ve paliada en una mínima parte por algunas políticas públicas que en la mayor parte de los casos, van dirigidas a una parte de la población más vulnerable como sucede con la educación preinfantil de 0 -3 años. Las clases medias, verdadero motor de un país, quedan habitualmente al margen de la iniciativa pública y afrontan como pueden la falta de conciliación.

Por el lado de la iniciativa privada tampoco tenemos buenas noticias, lo que acaba por complicar del todo la situación de las familias españolas. Son muy pocas las empresas que otorgan medidas de conciliación consistentes a sus colaboradores.

En Fundación Másfamilia hemos conseguido certificar efr (entidades que apuestan decididamente por la conciliación) a unas 500 organizaciones en la última década. Seguro que hay muchas más, pongamos 3 ó 4 veces más, hasta 1.500 – 2.000 empresas que aplican la conciliación. Coincidiendo con empresas de gran tamaño (> 500 colaboradores), de sectores de actividad muy específicos (energía, farma, tecnología, alimentación,…) y en su mayoría multinacionales (españolas o extranjeras). Esta es la huella desoladora de la conciliación.

De las casi 1 MM de organizaciones que dan empleo a unos 17 MM de personas, no más de un 0,3 % han internalizado la necesidad de cubrir el gap de lo público, de apoyar a las personas en esta ingente tarea. La buena noticia es que este pequeño 0,3 % son las compañías líderes en todos los sentidos. Son las que marcan el camino al resto, son las más reputadas, las de mayor compromiso, las más responsables socialmente, las más productivas, las que atraen y retienen mejor el talento, las más innovadoras, las que presentan mayor capacidad para compartir este contexto de cambio o incertidumbre. En definitiva, son las más admiradas.

Cabe preguntarse entonces, ¿Por qué no son más las empresas que inician esta senda? Sin duda, la resistencia al cambio, la aversión al riesgo, la alta de liderazgo o la poca visión de futuro son algunas de las respuestas. Queda mucho por hacer, pero conocemos el camino.