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La RSE 3.0
Luis Alberto Ulla,
director Ejecutivo de Instituto Argentino de RSE
Usted que comienza a leer esta nota podrá decir: “¡Cómo, si no acabamos de entender la RSE 2.0, ya estamos hablando de la 3.0!”. Y la verdad, es que comparto con usted la admiración. Y es que se han generado y consolidado algunos procesos, y se han producido una serie de hechos, que darán un fuerte impulso y cambio al escenario de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). De todos estos factores, considero que resulta imprescindible destacar como muy importantes al menos dos: la consolidación de las redes sociales como modelo de comunicación masiva, y la reciente aprobación -por inusitada mayoría- de la ISO 26.000 de RSE a escala global.
El fenómeno de las redes sociales se ha impuesto en muy poco tiempo como una forma tremendamente ágil –casi instantánea- de comunicar bajo determinadas condiciones: pensamientos o frases breves, que obligan a “ir al grano” con lo que se quiere decir, formas muy fluidas y dinámicas de aportar comentarios y puntos de vista. Esto supone que todo lo que se haga bien –y como siempre y especialmente- todo lo que se haga mal se difundirá más rápido, de una manera más sinóptica y directa. Lo sinóptico de estas formas de comunicación tiene al menos dos facetas: la positiva, hace más fácil tener información sobre más sucesos; lo negativo, esa información es breve, sin posibilidad de detalles. Sabremos menos detalles de más cosas… o algo así. La otra característica de las nuevas redes, es que involucran a un número creciente de personas; lo que dentro de nuestro rubro, se podría traducir en: cada vez más, todos los públicos de interés tienen más participación activa en el hecho comunicacional de las empresas.
Entonces aparece el nuevo desafío para los comunicadores profesionales (todos los demás comunicamos, lo sepamos o no) y en particular para los del sector de la empresa: ser cada vez más claros, cada vez más concretos, cada vez más específicos y cada vez más creíbles en la comunicación de la múltiple creación de valor para todos los públicos de interés. Por lo tanto, por un lado comunicar poco o guardar silencio, puede llegar a ser tan arriesgado como no decir la verdad; y es esperable –como ya sucede- que sobre cada comunicación efectuada, el “feedback” de los miembros de la red no se hará esperar. Una vez más, crisis y oportunidad pueden sintetizar esta nueva realidad para la RSE, y esta vez viene por la cuarta puerta “C”: la Comunicación.
El otro hecho que marca un cambio de etapa es la aprobación mayoritaria a escala planetaria de la ISO 26000, la primera norma global de RSE. Con esta nueva normativa que fue presentada durante este mes en varios países, podríamos decir que se abre una etapa de mayor “objetividad” sobre lo que es y lo que no es RSE. Tras un laborioso trabajo de una gran cantidad de comités locales integrados por los principales públicos de interés en casi todo el planeta, se ha logrado definir en detalle y de manera invariable, qué significa ser social y ambientalmente responsable. Esto permite que en cualquier idioma, en cualquier cultura, y en cualquier sitio del mundo, el significado de las palabras necesarias para hablar de RSE -a partir de la ISO 26000- sea el mismo.
Frente a este nuevo fenómeno, las empresas de todos los orígenes, rubros y tamaños, disponen de una fenomenal oportunidad de colocar la RSE en sus sistemas integrales de gestión. La objetividad de una norma ISO permite una estandarización conceptual que facilita la comunicación interna -necesaria para su correcta aplicación- y es una excelente facilitadora de la comunicación externa de los resultados que para la empresa, las personas, la sociedad y el planeta, se generan a partir de una correcta aplicación de la RSE.
Mientras vamos comprendiendo estos nuevos escenarios, y durante el tiempo en que vamos aprendiendo sobre estas nuevas herramientas de gestión, los Indicadores IARSE- ETHOS- PLARSE de RSE cobran renovada validez; ya que se transforman en formas simples de auto diagnóstico y planificación de todo lo que podemos hacer para avanzar en disponer de las indiscutibles ventajas competitivas de tener la RSE y la mirada de sustentabilidad puesta en la dirección estratégica del negocio.
Por lo tanto, lo que podríamos llamar la fase 3.0 de la RSE ya está aquí. Creemos que no quedan espacios para detenerse a discutir la validez de los hechos. Es más bien una fantástica oportunidad de mejorar, utilizando todo lo que ahora tenemos a mano; que -como nunca- es una enorme oportunidad.
POLÍTICAS RSE DE LAS EMPRESAS
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