La eficiencia energética debe ser gestionada sistemáticamente, no como la suma de varias iniciativas
Carlos Navarro,
director comercial de DNV Business Assurance

Conseguir ahorros energéticos sin disminuir la calidad de los servicios es la base de la eficiencia energética, un concepto que debe ser gestionado de forma sistemática en toda la organización.
¿Cuáles son las claves para una buena gestión de la eficiencia energética?
En primer lugar, siempre se puede ser más eficiente en la utilización de la energía y, por consiguiente, conseguir ahorros de costes sin disminuir la calidad esperada de los servicios. Gestionar la energía de forma eficiente no es solamente ahorrar, el ahorro es una consecuencia de hacer las cosas bien, pero no mermando las prestaciones asociadas al uso de la energía.
Me explico: en un centro comercial se podría ahorrar energía disminuyendo la velocidad de las escaleras mecánicas, pero ocasionaría colas, insatisfacción de los usuarios, etc. Eso no es eficiencia energética, pues no mantiene un nivel de servicio óptimo. Sin embargo, no tener escaleras a plena marcha cuando no hay clientes sino a mínima velocidad y empleando variadores de frecuencia que permitan un tránsito suave del mínimo al pleno régimen para transportar clientes según sus necesidades sí es hablar en términos de eficiencia energética. Establecer un sistema de gestión energética permite hacer un alto en el camino en el quehacer diario de la organización y obliga a reflexionar sobre el desempeño energético de la misma. Con esta reflexión, apoyada en datos e información fiable, estamos apuntalando las bases para establecer la mejora continua de la gestión energética en los procesos clave de la organización.
¿Cómo realizar una buena auditoría energética en la empresa?
Centrándose en lo relevante y soslayando lo superfluo. Los auditores deben conocer no sólo las características técnicas de las instalaciones, sino también las peculiaridades del negocio. Las empresas solicitan una auditoría energética en la empresa para optimizar consumos, pero no a costa de perder clientes. Mantener los clientes y su satisfacción con el nivel de servicio y calidad de producto debe ser prioritario. El equipo auditor debe ser capaz de identificar qué procesos energívoros impactan directamente en los outputs de la empresa, mediante una revisión energética que permita identificarlos, así como las fuentes energéticas de las que se nutren, validar la línea base de referencia de consumos respecto a la que poder comparar si estamos mejorando o empeorando, verificar si los resultados que los equipos de medida aportan son adecuados y sobre todo si nos están diciendo la verdad sobre cada proceso. Es frecuente que haya contadores en algunas partes de las instalaciones, pero no con la capacidad suficiente para poder discernir qué punto de consumo es el que más está impactando en el resultado global. Como toda auditoría debe ser una herramienta para la mejora del sistema que audita (ISO 50001 en este caso), su output debe ser un informe que aporte información relevante para la toma de decisiones por parte de la alta dirección.
¿Cuáles pueden ser algunos ratings o unidades de medida para que una empresa compruebe que su gestión energética está siendo óptima?
Es habitual leer las siglas EnPIs (Energy performance Indicators). Como todo indicador, debe satisfacer unos requisitos básicos para ser útil.
• Formulación sencilla, evitando cálculos complejos y múltiples variables en su definición.
• Los factores que lo integran deben ser basados en datos primarios en la medida de lo posible (directamente vinculados a los procesos objeto de estudio).
• Relativos en vez de absolutos (Kwh por unidad producida, euros por metro cuadrado; Kwh por persona…) con el fin de poder ser comparados en el tiempo. En determinadas organizaciones se exige mejora en términos absolutos por políticas corporativa. Este criterio es cuanto menos discutible, dado que, si bien en un periodo de tiempo corto y condiciones de mercado estables tiene sentido, en un contexto como el actual en el que se están produciendo unificaciones de instalaciones, ajustes de plantillas, deslocalizaciones de producción, etc. los valores de consumos energéticos pueden disminuir por factores extrínsecos a una adecuada gestión de la energía.
¿Qué aporta la certificación ISO 50001?
Toda certificación implica de forma directa:
• Un reconocimiento público avalado por una organización internacional a la gestión energética liderada por la alta dirección de la organización. A este respecto reitero la importancia de considerar la internacionalidad de la entidad de certificación, dada la globalización de los mercados y la coyuntura económica actual en España, donde cada vez más nuestras organizaciones buscan mercados en el exterior y la sostenibilidad del negocio es crítica para ganarse la confianza de nuevos clientes.
• La declaración pública de que la organización certificada dispone de un sistema vivo de optimización de conductas del personal, de sus proveedores y de sus instalaciones.
• Una ventaja comercial ante competidores que no disponen de ninguna certificación ambiental o sólo la ISO 14001.
• Esta certificación es especialmente relevante para empresas cuyos clientes elaboren memorias de sostenibilidad anuales, pues, al estar imbricados en la cadena de suministro del cliente, están aliándose estratégicamente con los compromisos ambientales que el cliente declare en dicha memoria, pasando a ser un partner estratégico para él desde el punto de vista ambiental y de sostenibilidad.
• Un reconocimiento público al buen trabajo colectivo realizado por toda la organización desde la dirección, asignando recursos a RRHH, liderando la formación del personal con mayor vinculación a los procesos más energívoros, a Comunicación y Personal por sus campañas de sensibilización hacia conductas ambientalmente amigables, a Mantenimiento e ingeniería por sus aportaciones técnicas a la racionalidad del uso de las instalaciones.
• Organizaciones que no puedan o quieran abordar una certificación ambiental ISO14001 más amplia pueden focalizarse en estos aspectos energéticos que, a veces, no son prioritarios en la problemática ambiental de una organización.
• Sobre todo la certificación implica un régimen de auditorías externas periódicas que verifiquen el mantenimiento adecuado del sistema de gestión energética, lo que inevitablemente obliga a mantener una sana tensión en la organización.
¿Qué áreas de la empresa deberían preocuparse por la eficiencia energética?
Hagamos la pregunta al revés, es decir ¿qué áreas de una organización no deberían preocuparse de la eficiencia energética? Imaginemos una empresa de producción de bienes, por ejemplo muebles, y sigamos el proceso desde la entrega el cliente hasta la compra de materia prima:
Expediciones: tiene medios de manipulación de car gas (puentes grúa, carretillas eléctricas o de gasolina…), iluminación, climatización en la oficina. Deben preocuparse.
Fabricación: cortan con máquinas eléctricas, barnizan y pintan con pistolas que mediante aire comprimido proyectan pintura o barniz, secan con aire caliente, transportan a almacén. Deben preocuparse.
Control de calidad: salas de equipos de control de calidad isotermas, por lo tanto climatizadas. Deben preocuparse.
Compras: si posibilidad de trasladar a sus proveedores requisitos de compra verde, eligiendo productos con menos impacto en el consumo energético que otros es un aspecto estratégico que puede tener impactos muy positivos en los resultados finales.
Logística; Recursos Humanos, Mantenimiento, Administración, Dirección, Ingeniería, Diseño… toda área de la empresa impacta en el consumo energético de la misma. La base de una buena mejora es detectar qué área de la empresa es la que aglutina los procesos con mayor impacto en el consumo energético y priorizar el análisis sobre ellos, dado que un porcentaje de un 10% de mejora en un proceso que impacta en el 60% del consumo será mayor que un 20% en uno que impacta un 10%
¿Qué profesionales deberían mantenerse formados e informados sobre la eficiencia energética?
Como ingeniero, me apetece contestar que Ingeniería, Mantenimiento, Medio ambiente… pero por coherencia con lo contestado anteriormente diría que aquellos profesionales en puestos tales que impacten o puedan impactar en mayor medida en el desempeño energético de la empresa y aquellos a quienes más les importe son los que deben estar formados e informados.
No nos valdría de nada tener la última maravilla tecnológica en calderas, si se tienen produciendo cuando no deben o empiezan a calentar una nave cuando todavía no ha llegado el personal.
De nada sirve tener la mejor tecnología en iluminación, si las luces se encienden en toda la nave cuando sólo se trabaja en una esquina.
Y viceversa, de nada vale que el personal esté totalmente concienciado o siga las mejores prácticas energéticas que Recursos Humanos lance periódicamente si el aislamiento del techo es malo y una gran cantidad del calor se fuga el exterior. Por eso creo que todo jefe de departamento, directivo y mando intermedio de una organización debe estar formado e informado necesariamente en eficiencia energética.
¿Cuáles son los próximos retos en materia de eficiencia energética en las empresas?
Ser gestionada de forma sistemática, no como una suma de iniciativas individuales o puntuales en distintos departamentos y establecer requisitos de eficiencia energética en toda la cadena de suministro, de forma que el impacto positivo de esta gestión no se limite a los muros de la empresa, sino que los rebase aguas arriba. El efecto divulgativo que una gestión de proveedores con estos principios tiene es exponencial.
El diseño de los productos y servicios, de layouts de planta y de instalaciones debe considerar aspectos energéticos entre sus datos de partida.
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